jueves, 29 de marzo de 2012

Decir que calle al Profeta, es no saber lo que es un Profeta


En Sueño Profético hablaban de no callar cuando Dios habla. Decían:

Nosotros los Profetas no pudimos callar la Palabra que Dios hablaba en nosotros. La gente nos oía a nosotros, pero quien hablaba era Dios.

Decir que calle al Profeta, es no saber lo que es un Profeta.

Dios Padre, cuando cogió al hombre anunciando la Venida del Hijo, no era el hombre el que Lo anunciaba, era Dios Padre hablando al hombre.

¿Cómo cree el hombre que Dios hablaría al hombre para comunicar de su Reino y enseñar al que quisiera la Gloria? ¿Haciéndose Dios Carne? No. Dios habla en una carne que ya ama y a Dios llama.

Dios se hizo Hombre, y el hombre tampoco amó. Hoy se hace Hombre, y el mismo hombre repite su Muerte en distinta forma.

El hombre, siempre es el mismo hombre, y Dios es el Mismo Dios: el hombre, que no ama, y Dios que te deja ahí la Libertad.

Profeta siempre hay, aunque no en la misma abundancia de Palabras ni de Visiones.

Claro está escrito lo que es un Profeta antes de hacerse Dios, Hombre. Y más claro Dios Hijo lo dejó sellado, diciéndose Él mismo, Profeta.

Cada vez que decía: “Mi Padre habla en Mí”, Dios fue Profeta, haciéndose Él mismo el Lugar que tenía que utilizar para que vieran a Dios Hijo y oyeran a Dios Padre.

Dios, siempre que habló y habla, es en el Profeta: un Lugar que Dios elige, que el hombre ve el Lugar y oye la Palabra ya de Dios.

Desperté, oí:

¡Es pena que el hombre siga en la misma ceguera!

Antes de la Venida, matan al que decía: “Dios me dice”.

En su Venida, matan al Mismo Dios.

Y después de su Venida, desmienten la Existencia de Dios.

Debía estudiar el hombre,
cuando ya tiene razón,
la Palabra de Profeta,
para no dar interpretación
que a este Mismo Dios ofenda.

Todo es por falta de Amor,
lo que ahí pasa en la Tierra.


***

Libro 4 - Te Habla El Profeta - Tomo I - Pag. 31-32

3 comentarios:

  1. La vanidad convierte al hombre en ciego y sordo para las cosas de Dios.

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  2. Que el ciego no pueda ver la luz, no quiere decir que la luz no exista.
    Que el hombre no crea en Dios y en sus Profetas, es ceguera del alma.

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  3. Siempre que leo algún mensaje de los primeros libros ,me trae al recuerdo el sabor tan Sagrado que sentía al repasar los una y otra vez buscando las enseñanzas de Dios

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