lunes, 18 de marzo de 2024

El Permitir de Dios hace al bueno más bueno

En Sueño Profético decían:

Todo lo que digas con alegría, referente a estos Mensajes, es poco. Que esta alegría el sufrimiento te quita.

Dijo un espíritu con Mando de Dios:

Dios, en ti pone Poder. Dios, en ti enseña a querer. Dios, en ti hace milagros, que éstos los ve el que sigue tus pasos. Dio siempre te llevará por el camino que más se cundan estos Mensajes. Que Dios arroba tu espíritu porque crees antes de pedir, y Dios ya te concede el pedir.

Los que desprecian al Elegido tienen que pensar: “¡Qué bueno es Dios, que me manda al que Él le habla y yo desprecio sus Palabras! ¡Qué bueno es Dios, que la voz no me la quita!”.

Este pensar es poco para cuando Dios les pida cuentas de todo el desprecio que le dieron en la Tierra.

Desperté, oí:

Si no hubiera otro Mundo, Dios no le permitiría tanto al hombre.

Si no hubiera otro Mundo, Dios no podría estar en ése, con el pecado del hombre.

Porque lo sucio ensucia lo limpio, y ya no existiría la Gloria.

Decían en la Gloria que el Permitir de Dios hacía al bueno más bueno, porque el Permitir nunca lo cogió.

Aquí se ve Amor a Dios cuando se acepta lo que venga y se quiere más a Dios.

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Libro 47 - Dios No Quiere, Permite - Tomo VI - C3 

sábado, 16 de marzo de 2024

¿Quién, amando mucho a Dios, puede cambiar sus Leyes?

En Sueño Profético decían Palabras para que el Elegido las oyera, quedaran copiadas y fueran dichas sin miedo al que quisiera saber de la Gloria:

La primera frase es ésta: ¿Quién puede creer en Dios y dar la espalda al que diga: “Dios me habla”? Aquí están los justificantes de que Dios le está a este Elegido dictando todos los días un Mensaje, pasados ya más de 40 años. Estos Mensajes son en la Gloria primero hablados, y luego, para que queden en archivos, dictados.

La segunda frase dice así: “De no ser Verdad Esto, en tantos años habría quedado al descubierto, por haber sido engaño de la Palabra del Cielo”.

Y esta es la frase tercera: ¿Quién, amando mucho a Dios, puede cambiar sus Leyes? Pues a pesar de esto no creen en el Elegido.

Pero el responder de este Elegido es pregonar el Amor de Dios y pensar: “Yo tengo que sufrir y superar el sufrir, queriendo a Dios más”.

Desperté, oí:

Hacían en el arrobo muchas preguntas y se oían contestaciones que veías en ellas que faltaba Amor a Dios.

Estas contestaciones eran de espíritus que contaban sus vidas antes de pedir el Perdón y de ser perdonados.

Había un espíritu con Mando de Dios, que mucho nombraba el Amor de Dios. Decía:

“Este Amor tiene la Fuerza del vendaval en la Tierra.

Yo, cuando sentí este Amor, fue cuando me di cuenta de que vivir sin esta Fuerza no era ser hombre de talento, ni de estudio, ni de carrera.

Este sentir es como espíritus que al despertar cambian el cuerpo.

Si me faltara este Amor, yo, con llanto, a Dios llamaría”.

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Libro 55 - Investigaciones a la Verdad - Tomo IX - C5

viernes, 15 de marzo de 2024

La mentira, la verdad y la razón

En Sueño Profético decían:

Se van a decir escenas y Palabras que Dios Hombre dijo a los Discípulos y oyó el que Lo seguía.

Apareció un monte y unos hombres lo subían. Se oían hablar deprisa, y el movimiento de andar, contento.

Ya se oyó a uno que el contento rompió el silencio del nombre, de oír Maestro:

    –Yo quisiera llegar antes que el Maestro, porque yo sufro cuando Él espera o veo que pocos suben el cerro. Y ya, cuando me cuenta Santiago que en la casa que entró no inclinaron su cabeza y rodillas, le digo: “Santiago, no digas que me estoy alterando. Yo pienso, cuando detengo el pensar, que ¿cómo puede vivir el que desprecio haya dado al Maestro, cuando a su casa fue a verlo para dejarle Pisadas que las pusieron sus Pies, que luego él las pisaba? Yo creo que al poner los pies donde Él los haya puesto, ya su Reino no lo pierdes”.

Ya sigue el que iba junto a él:

    –Cuando llegamos al sitio, en este mismo momento estaba ya el Maestro con sus Discípulos y un grupo de gente. Levantó la Voz y el Brazo y le dijo a uno de sus Discípulos:

   –Ve allí y tráete a tu lado a aquel hombre que está sufriendo porque cree que debe el hombre estar esperándome a Mí y no Yo estar al hombre esperando.

El Discípulo fue a por él, pero poco tiempo estuvo a su lado, porque el Maestro, con la Mirada lo llamó, y cuando estaba delante le dijo:

    Sé donde vives, pero quiero que tú Me digas cuándo quieres que vaya a tu casa. Sé que tú siempre lo has pensado, pero no lo has pedido. Hoy ya será tarde para tu mujer y tus hijos.

Desperté, oí:

Allí en el monte estaba la familia, y corrieron, al oír al Maestro, a ponerse de rodillas.

Al día siguiente, el Maestro entraba por su casa, y ya estaba preparada para que entrara a Oírlo el que se enterara y quisiera Verlo.

Quitó muebles de una habitación, que era la más grande que tenía, y puso sillas que fue pidiendo a los vecinos.

No eran para sentarse, eran para poner a los chiquillos delante.

Unos, subidos en ellas; y otros, sentados; y los mayores, detrás cuidándolos.

Cuando entró dijo estas Palabras:

    –Hay quien tiene sillas y las esconde para que no acudan a donde Yo estoy.

    A ti, con haberlas buscado, ya te doy Poder de mi Gloria y verán en ti prodigios y fuerzas para perseguir al pecado.

Santiago era el que le contaba cómo el hombre trataba al Maestro.

Ya, a él se le ponían las ganas: ¡Si yo en mi casa Lo viera entrar...!

Y pronto las desechaba: ¿Quién soy yo para que Él pise mi casa?

Esto es creer en Dios y dar precio a sus Palabras, que sirven de Salvación.

Siempre quedará al descubierto la mentira, la verdad y la razón.

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Libro 28 - Hechos de Jesús Perdidos, Hoy Dictados en Gloria - Tomo V - C8