jueves, 16 de noviembre de 2017

Son personajes distintos el espíritu y el cuerpo

En Sueño Profético hablaban del poco valor que el hombre le da a lo que baja del Cielo. En cambio, a lo de la Tierra, reverencia, adora y le hace un monumento.

El hombre, cuando más sube, más desprecia lo del Cielo, sin pensar que su subida puede durar poco tiempo.

Dijo uno:

La belleza y la fama que el hombre se pone, dura poco tiempo. La belleza material es flor que pronto la ves pisada en el suelo. La belleza del espíritu, desde niño la estás viendo. Si llega a conservarla, llega a hombre y belleza ve en aumento. Luego, cuando muere y ves que entierran su cuerpo, el espíritu, en la Gloria, belleza coge en aumento.

Son personajes distintos, tan distintos espíritu y cuerpo, que tienen que estar unidos en su acción si quieres entrar en el Cielo. Pero tienes que obligar a tu cuerpo a que detrás de tu espíritu vaya, para no perder la Gloria.

Si al cuerpo no lo obligas, cada vez te irá exigiendo algo que de Aquí te retira.

Desperté, oí:

En las alabanzas al hombre
en las cosas de la Tierra,
son muy pocos
los que de Dios no se alejan.

Ellos prescinden de Dios,
y a veces hasta les molesta
que digan estas palabras:
“¡Gracias a Dios que se curó!”.
Si era enfermedad grave y larga.

Si se quitó del pecado
y oyen: “¡Gracias Señor
que sirvieron mis oraciones
cuando con pena Te llamaba!”.

Esto, al hombre que se inclinan
por donde pasa su talento de espuma,
que sube y pronto baja,
no le gusta el oírlo,
y pone hasta mala cara.

Son personajes distintos
el espíritu y el cuerpo.

El que no prefiere a Dios,
su cuerpo lo va diciendo
en sus palabras y acción.


***

Libro 25 - Meditaciones y Palabras Directas con El Padre Eterno - Tomo III - C4

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