viernes, 24 de noviembre de 2017

"Del pecado fui al convento, y del convento a la Gloria"

En Sueño Profético hablaban del pecado. Decían:

No hay cosa que pese más
dentro de tu mismo cuerpo,
que cuando hiciste pecado
y ya dejaste de hacerlo.

Pero que tú lo dejaste
por algo que sientes dentro,
que te da odio al pecado
y te aumenta el sufrimiento.

En el odio va el arrepentimiento,
y en el sufrimiento va el descanso
de aquel camino sucio
que tu buscaste
o vino con el engaño.

Yo quisiera describir
pecado vivido,
cuando tú ya quieres quitarlo
y te vienen a tu memoria
otros que también pecaron.

Cogía libros de estudio
y tenía que cerrarlos.

Me buscaba algún amigo
y yo no podía tener diálogo.

Mi diálogo lo entendía
otro que hubiera pecado.

Cuando llegaba la noche,
todo venía a mi mente,
y me quedaba sin palabras
por temor a seguir pecando
por defensa que me engañara.

Era mejor culparme yo
y que Dios me perdonara.

Era mejor que cundieran
que Agustín fue pecador
y hoy convento quisiera.

No hay peso que pese más
que el que el pecado te pone
cuando dejas de pecar.

Mucho se oía mi nombre
cuando dejé de pecar.
Fue un cambio sin secretos
que Dios quiso que supiera
el que no quería pecar.

Desperté, oí:

Del pecado fui al convento,
y del convento a la Gloria.

Fue penitencia contenta
buscar a grandes pecadores.

Antes de oír mi saludo,
yo oía mi nombre,
y más veces con insultos.

Noches largas y esperanzas perdidas,
el sueño me lo quitaban
haciéndome ver
que remedio no tenía.

Yo sólo me castigaba
con dudas que me ponía.

Pero era gran medicamento
leer la Teología.

Que sin poner mi nombre,
palabras para mí decía.

El que lea mis escritos,
aunque yo no los escriba,
son palabras que Dios manda
que Agustín Aquí las diga.

Y haga este pensar
queriendo no pecar más:

“Señor,
si Agustín fue perdonado,
a mí también
el Perdón me llegará”.

AGUSTÍN DE MÓNICA


***

Libro 26 - Dios Comunica y Da Nombres - Tomo III - C7

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