lunes, 28 de agosto de 2017

Agustín el perdonado

En Sueño Profético hablaban de pecar, de haber pecado y de estar pecando. Siendo la misma palabra, son distintos los pecados.

Habla Agustín con el Mando de Dios:

El pecado, cuando tú lo ves pecado, es una grave enfermedad que tú sientes estando sano. Yo digo estas palabras por haber esto pasado. Que de esta enfermedad, como a Dios no llames, no te sientes curado.

La enfermedad de la carne, Dios permite que la cure medicamento o cirujano, aunque en Él no crea, porque el cuerpo no tiene eternidad, pero en el espíritu tienes tú que a Dios llamar, para que se retire de ti esa maldita enfermedad, que unas veces tú la buscas, y otras veces ella te viene a buscar.

El hombre pone las leyes, y al pecado lo deja en libertad, que esta libertad maldita debería ser quitada. Pero esto sería si el Amor a Dios el hombre lo agrandara como la ola en el mar. Yo lo que sí recomiendo es que pienses en el pecado como grave enfermedad, y si pudieras curarlo, la Gloria te pagará como a mí me está pagando después de haber vivido aquel pecado de escándalo.

Desperté, oí:

Nadie tiene compasión
de este Dios que espera al hombre
que su Perdón Le pidió.

Porque el sufrir del que peca
no tiene comparación
con el de este Dios que espera.

Este pensar hice yo
una mañana que la noche
el sueño me robó.

¡Qué noche tan larga y triste,
que el reloj la hora no daba!

Esto, sin haberlo pasado,
no comprendes estas palabras.

Debería haber una ley
que al pecado persiguiera,
y poner el nombre de Dios
como ley de defensa.

Fui conocido
cuando vivía el pecado,
pero tuve más amigos
cuando quedé avergonzado.

Porque los amigos eran
buscando la Ley de amparo,
porque mis ruegos a Dios
sabían que eran contestados.

Cuando oían mi pasado,
cuando yo pisé el pecado,
yo lloraba primero,
y ellos me acompañaban
en el llanto.

Cuando el cuerpo dejé ahí,
“San Agustín” me llamaron,
pero en la Gloria de Dios
soy “Agustín el perdonado”.

AGUSTÍN DE MÓNICA


***

Libro 26 - Dios Comunica y Da Nombres - Tomo III - C7

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