miércoles, 6 de enero de 2016

Dios, Sabiduría infinita

En Sueño Profético decían:

La obediencia a Dios es  un “sí, mándame Dueño”. Sin este sí no hay Mando del Cielo, aquí hubo obediencia enfrentándose al mal trato del hombre y Dios no le deja el Mando hasta que deje la Tierra.

Dijo uno:

Que piense esto el hombre que valore su inteligencia: Si todo esto, Aquí dicho al espíritu que Dios trae, Dios no manda que se escriba sería todo perdido y el Instrumento no podía contar nada como queda escrito. Y después de ser dicho en Gloria, al decirlo mal dicho hace pecar al hombre y en vez de dar Enseñanza quita valor a las Palabras de Dios, dichas para todos los hombres de la Tierra que su voluntad a Dios entrega.

Dios coge a uno pero no es para él lo que de Aquí lleva, es para él la Sabiduría que Dios da a su inteligencia. Es fuente por la que pasa el agua y mojada queda pero que no es suya el agua, que el agua cae para que muchos la beban. Pues figúrate la Palabra de Dios, si al que Dios se la da de él no saliera todos tendrían disculpa por no saber si hay otra Vida, aunque Evangelios hubiera. Pero más se le oiría al hombre, si Dios hubo, decir: ¿Pero quién después Lo ha visto, quién ha oído su Voz y quién tiene algo escrito que en su Gloria Él mandó?

Desperté, oí:

Si Esto que Dios manda a escribir no lo mandara y no se escribiera ¿quién podía luego decir, día a día, estas Sentencias?

¿Quién puede tener los Temas y Visiones que haya visto, como en la Gloria los han dicho, metidos en la cabeza?

Dios, Sabiduría infinita, le manda hacer los Libros.

Y su Mando aparta el saber del hombre, dando preferencia al Elegido para que el hombre no toque nada de lo que Aquí está dicho.

Qué consejo sin sentido y sí con falta de Amor de Dios es este:

Querer que el que Dios trae no diga el Mando de Dios.

Es pena con grande pecado querer callar a Dios.

Y es de sentido atrofiado enfrentarse al Elegido por Dios.


***

Libro 65 - Dios Habla al No Quiero del Hombre - Tomo V

1 comentario:

  1. El Elegido es vehículo de la Enseñanza. El Amor le llevó a la Obediencia y a recibir el Mando de Dios.

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