viernes, 15 de enero de 2016

Dios me manda para hablar de su Existencia

En Sueño Profético decían:

Hay quien cree que peca por creer lo que dice el que Dios Aquí lo trae, y no sabe que ya está pecando poniendo la duda donde duda no cabe.

Dios, cuando trae un espíritu para que diga “Dios me ha dicho”, tiene que haber tenido una vida de entrega al Prójimo y al sufrimiento, practicar el recato, perseguir al pecado, y que el bueno sea bueno haciendo que el malo sea menos malo.

Esto es lo que tiene que presentar el que diga: “Dios me manda para hablar de su Existencia”.

Si tú ves este documento, ya pecas al no aceptarlo. Que pudiera ser uno de los pecados mayores: Dios hablar y tú negarlo. Porque esto hace mucho más daño que muchos pecados grandes: Dios hablar y tú negarlo, teniendo la claridad del documento ya hablado, que Dios se lo deja al hombre y el hombre mal cuido ha dado.

Dijo uno:

¡Cuánta carga de sufrir
al hombre le han dado,
por no creer que esto sea
dicho en la Gloria,
luego dictado!

El hombre ve la verdad
de los puntos señalados,
pero se aleja o insulta.

¿Tiene razón esta postura,
al ser cristianos?

Desperté, oí:

Es más malo
el que el bien no quiere que sea cundido,
que el malo que él se hace el daño.

El creer al Elegido,
nunca puede ser pecado.

Cuando presenta actuación
de entrega al bien,
por ser lo que Dios tiene mandado.

Al que Dios no trae ni manda,
y dice “Dios me ha mandado”,
le ves escenas diabólicas
que de Dios van retirando.

Aunque de lana se vista,
lleva el lobo encerrado.

El que lleva el “Ve” de Dios,
no puede al lobo representarlo.

Porque el Pastor ya lo cuida
para que le aumente el rebaño.

El que esto no conozca,
vive de Dios retirado.


***

Libro 16 - Dios No Quiere, Permite - Tomo II - C4

2 comentarios:

  1. Las obras no engañan y por sus obras conoceremos a los Elegidos de Dios.

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  2. Cuando encuentras el Venero Divino de donde salen las Palabras de Dios es inconfundible, incomparable y después de catar Manjares tan Altos ya no le encuentras buen gusto a nada.
    Una vez que se conoce a un Profeta de Dios ya no lo olvidas jamás, ni lo olvidas ni quieres olvidarlo.

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