miércoles, 15 de julio de 2015

Tienes que ser bueno, y malo para el pecado

En Sueño Profético hablaban del pecado. Decían:

Si desde niños se tuviera miedo al pecado, habría menos pecadores. El pecado existe más por culpa de los mayores que al niño quieren enseñar que no existe nada malo. Ya, con esta enseñanza, al niño no puedes frenarlo. Cuando ya llega a mayor, se enfrenta con el que quiere enseñarle que la vida que él practica es una vida de pecado.

Al niño hay que enseñarle que Dios siempre está a su lado; que si hace lo que Él manda, vive libre de pecado.

El mayor es responsable de la respuesta del niño, cuando de Dios le hablen.

El hombre cuida del niño, todo lo que sea en su carne: que si echa el pie torcido, que si no llega a la altura que el hombre medida ha puesto, que si no retiene mucho el método que le han puesto para que sea un hombre listo, que su cuerpo no reposa o que se mueve muy lento, que devora la comida o que no toma el suficiente alimento.

Todo esto y mucho más le exige el hombre al cuerpo.

Desperté, oí:


Tiene que reconocer el hombre
que éste es su comportamiento.

Tiene que cambiar el ritmo
y empezar enseñando
del espíritu al cuerpo.

Que en el crecimiento
el niño vaya oyendo
que pecado es cuchillo
con filo por los dos lados.

Que lo que no mande Dios,
repugne el practicarlo.

Que la alabanza primera
sea dicha para el Cielo.

El hombre lleva una vida
de correr detrás del cuerpo,
y el cuerpo lo hace esclavo
y lo retira del Cielo.

Así no puede vivir
ni el hombre malo ni el bueno.

El malo, por los momentos
que no quisiera ser malo.

Y el bueno, si piensa en Dios,
ya se siente responsable
porque lo bueno guardó.

Si eres bueno, da lo bueno
y ve quitando lo malo.

Pero tienes que ser bueno,
y malo para el pecado.
 
Que al pecado se persigue
si vas de Dios enseñando.


***

Libro 18 - Dios No Quiere, Permite - Tomo III - C6

1 comentario:

  1. Si probáramos a sustituir el cuidado del cuerpo por el del espíritu,aunque sólo fuera por un día,nos sorprenderían los cambios que experimentaría nuestra vida.

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