jueves, 11 de diciembre de 2014

“¿Qué merezco yo?”

En Sueño Profético decían:

El hombre culpa al Mundo de su inquietud y su descontento, y el Mundo llora, que es Dios, de ver al hombre sin ocuparse del Cielo, sin ocuparse del día que ahí se dejen el cuerpo, sin ocuparse de aquel que vive en el sufrimiento por tener su carne enferma y faltarle el consuelo de alguien que se le ofrezca aunque no le dé dinero. Esto no lo piensa el hombre que vive su descontento.

Dijo uno:

Mucho repetía mi padre esta frase, y hacía de freno al que la oía: “Si el hombre pensara que el mundo tiene Dueño, y según tú trates las cosas de este mundo, así luego te premiará su Dueño…”

Y seguía con estas razones:

El hombre que más ofende a Dios es el que nunca ha pensado: “Bueno, ¿qué merezco yo cuando me acuesto de noche: ver amanecer el día, que aún día no ha llegado?, ¿y que la tierra la labren hombres de Dios que adoraron al Dueño del Sol y la Tierra, que para mí van trabajando detrás de dos fuertes mulos y gracias a Dios van dando? Porque luego, este Dueño, agua mandará a sus campos; y otros brazos que Lo amen, el trigo irán sembrando, y luego harán el pan otros, contentos y cantando en la boca de aquel horno, en invierno y en verano. Luego pasa el vendedor por las calles pregonando con alegría de Dios. Uno, lo pide más crudo; otro, dorado lo pidió, y el vendedor va pensando que el agrado es de Dios”.

Desperté, oí:

Cierto es que no se piensa
(digo el que a Dios no ama)
antes de ofender al mundo:
“yo merezco”, y citar
según tu comportamiento.

¡Qué hombres citan en Gloria,
amando al Dueño
de lo que el hombre desprecia!

No es el mundo
el que hace al hombre
que viva con desosiego.

Es el hombre, que convierte
el bienestar en Infierno.

Hasta que el hombre no ame,
no puede ponerle precio
a todo lo que es de Dios
en la Tierra y en el Cielo.

Si el manejo de ese mundo
fuera hecho por los hombres
amando a Dios,
sería Paz y luego Gloria,
que es Mandato de Dios.


***

Libro 14 - Dios Manda en su Gloria que Enseñen - Tomo II - Preámbulo

2 comentarios:

  1. No es el mundo el que provoca nuestro desasosiego, sino el olvido de que nuestro destino es el Cielo.

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  2. La Paz y después Gloria la verá la humanidad cuando abrace con amor los Mensajes dictados por Dios

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