martes, 23 de julio de 2013

Persona siempre contenta

En Sueño Profético hablaban de la persona que siempre está contenta, de la persona que siempre tiene a Dios en su interior y que otro ve por fuera. Estas personas siempre están contentas, siempre te pegan Paz, siempre alegría demuestran.

Dijo uno:

Las penas sin alegría
no caben en esta Vivienda.
Por eso, al que Dios elige,
siempre alegría le encuentras,
siempre te da la salida
para que dejes las penas.

Hay personas que convierten
las alegrías en penas,
y en vez de alabar a Dios,
a Dios ofende su pena.

La persona que ama a Dios
y de Gloria la llena,
no le quita esta alegría
nadie que ahí pise Tierra.

Es tan fuerte este contento
de sentir sin darte nada,
que aquí sí es sufrimiento.

Éstas son palabras justas –las anteriores ya nombradas–, de Teresa. Esa Teresa que nombre dejó en Ávila.

Es tan fuerte este contento
de sentir sin darte nada,
que aquí sí es sufrimiento.

Esto otro, también era oído con Amor en ella:

Si a mí me obligara el hombre
a tener cara de pena,
por mucho que me pasara
mientras viviera yo en Tierra,
era el mayor martirio,
y a Dios mal pago Le daba.

El que no tenga alegría,
de alegría que Dios manda,
¡qué horrible vive la vida!

¡Qué pena no vivir todos
con alegría en su cara!

Desperté, oí:

Es el contacto de Dios
el que va quitando penas.

Hay más personas sufriendo,
por un sufrir sin sufrir.

Hay más personas pidiendo,
que Dios les conteste Aquí.

El sufrir es el sin Dios,
el que no siente esta Gloria
porque buscó la alegría
en alegría diabólica.

Busca siempre la alegría
en alegría del Cielo,
y siempre verán tu cara
dando alegría y contento.

La alegría de la Tierra
se acaba en el empiezo.

La del Cielo, ahí la vives
y Aquí te empieza contento,
de pensar que no te vieron
ni el sufrir, ni cara triste.

La alegría es de Dios,
y la tristeza, del hombre.


***


Libro 12 - Dios Comunica y Da Nombres - Tomo II - Pag. 186-187

1 comentario:

  1. Si somos conscientes del Poder de Dios, de su afán por no perder a ninguno de sus hijos, de su Enseñanza constante y de su Resurrección, sólo encontraremos motivos para la alegría.

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