domingo, 30 de junio de 2013

Varios símbolos

En Sueño Profético hablaban de lo símbolos, de las palabras, de ver aunque no sea el interior de lo que estás viendo. Decían:

El símbolo y la vista hacen a tu interior Paz o palabras que justifiquen lo que no ha pasado.

Dijo uno:

El símbolo del dolor: el puñal. El patíbulo: el del castigo del hombre. La pistola: el del crimen. El desnudismo: el del pecado. El cubrirte: el del pudor. Los corderos: el de la Paz y la Obediencia. Y el palomo: símbolo de la Comunicación de Dios.

Ya se han dicho varios símbolos. Ahora, ver sin ser:

Tu lengua puede decir lo que no es, pero tus ojos no son culpables; son culpables cuando avisan a la lengua de lo que no están viendo o de lo que no vieron. La actuación debe siempre hacerse pensando en ojos que vean, y manden sin hacer estudio de lo que vean.

Dijo otro:

Si tu actuación no es bien hecha, puedes hacer que muchos pequen; la intención es oculta; la escena es visible. Hay veces que la intención tienes que callarla porque ya hiciste mal la escena. Dios quiere que la representación sea pensando en Él, y ya siempre será ejemplo de Paz y no de escándalo.

Desperté, oí:

¡Qué símbolos los de Dios, con los otros comparando!

¡Qué Enseñanza tan perfecta de símbolos comparando!

¡Qué bien te enseña a que aprendas lo del pudor o pecado!

¡Y el pensar porque has visto!

Que has visto lo que no era. Pero Dios tiene mandado lo que dijo a sus Discípulos:

“Sabrán que sois míos por la actuación y el ejemplo”.

“El que no os conozca, no ama al Hijo del Hombre”.

“El que os conozca, si ama, ya aprende”.

“Nunca hagáis lo que otro pueda ver y peque con el escándalo”.


Estos Mensajes se leen, se aprenden y, si amas, no puedes dejar de enseñarlos.

Porque Premio es cundir lo que Aquí en Gloria dictamos.


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Libro 11 - Te Habla El Profeta - Tomo II - Pág. 80-81

sábado, 29 de junio de 2013

Dios habla hoy

En Sueño Profético hablaban de los Elegidos. Decían:

Hay Elegidos que a pesar del tiempo que ahí vivieron con materia, aún se sigue hablando de ellos sin tener quien los supere. Dios quiere aquí superar en la abundancia de Comunicaciones, Visiones y Explicaciones dadas por Dios. Si yo pudiera hablar con materia donde ella estuviera y hablara, era yo el primero que a ella reverenciaba. Reverenciaba no a ella, reverenciaba al Dios que en ella habla.

Este que habla es Tomás y yo soy Agustín:

Lo que Tomás tiene escrito, aún no ha llegado nadie que sus escritos los borre queriendo poner los suyos, porque si alguien lo hiciera, no sería de esta Gloria, y ya no los borraría. Este Dictado es de Aquí y para que vea el hombre que Tomás sigue vivo dictando Teología para que el hombre no borre. Y seguirá su Enseñanza en centros que allí se aprende y se hablará de Tomás, profesores y oyentes. Dios, siempre son nuevas sus Palabras. Las Palabras de Dios no pasan a sitios que se olviden.

Desperté, oí:

Dios dijo una Palabra, y es la misma de hoy.

Porque Dios habla hoy.

El hombre no tiene palabras para sustituir a las de Dios.

Estos Dictados te sirven para ser más bueno, para no hacerle el mal a otro. Y si a Dios amas, para enseñarte a que enseñes a que muchos amen.

Yo Agustín y yo Tomás, en esta Gloria rogamos para que a Dios no Lo dejes de amar.

¡Mira, que si no amas, a Dios no verás jamás!


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Libro 12 - Dios Comunica y Da Nombres - Tomo II - Pag. 56-57

viernes, 28 de junio de 2013

El hombre que a Dios ofende

En Sueño Profético decían palabras que el hombre Le manda a Dios mirando al Cielo:

“Señor, ¿yo qué te he hecho para que a mí me venga hoy este sufrimiento?”.

Esto lo suelen decir los que no se ocuparon del Prójimo, los que a Él no siguieron en el sufrimiento de ver los que no Lo aman.

Dijo uno:

En vez de decir: “Señor, ¿yo qué te he hecho?”, ¿por qué no dice: “Señor, yo nunca he hecho nada para Ti, que eres el Prójimo”.

“Señor, si nunca Te di, ¿cómo hoy Te pido? ¡Si no acudí donde de sobra se veía que tu Presencia no faltaba!”.

“¡Si escondí y malgasté lo que pudo haber servido para a muchos mantener: enfermos, ancianos o niños!”.

Tres casos justificados que no pueden ganarse el sustento, a veces, sin poner en público la mano.

Desperté, oí:

Son tres casos justificados:
enfermos, ancianos o niños.

El enfermo no puede salir a la calle.

El anciano ya cumplió su misión,
y queda como mueble
inservible, arrinconado.

Y el niño de corta edad,
¿cómo salir a la calle
a ganarse él solo el pan?

Si este pensar lo hiciera
el hombre que a Dios ofende,
negándole lo que Él le da,
lo cubriría el remordimiento
y tenía que cambiar.

El que ama,
no puede ofender a Dios,
porque siempre está dando gracias:

“¡Gracias Señor,
porque llevo tu Amor
siempre de compaña!”.

“Mándame que yo Te dé
de aquello que Tú me mandas”.

“Para el enfermo,
el aciano y el niño”.

“Que son los preferidos de Dios,
por ser ángeles,
aunque no les vean alas”.


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Libro 20 - La Palabra del Creador - Tomo II - Pag. 151-152-153

jueves, 27 de junio de 2013

Examen de conciencia

En Sueño Profético hablaban de creer. Decían:

Creer es decir: “creo en aquello que no veo pero siento”.

Creer es decir sí a todo lo que viene de aquello que estás creyendo.

Creer es no admitir un palabra en contra, para quitarte el creyendo.

Pues si además de creer te justifican, después de creer como aquí estás viendo, haz examen de conciencia y rectifica tus hechos. Que mientras vivas de cuerpo, puedes tener algún remedio. Pero piensa que tu espíritu lo tienes enfermo. Enfermo y contagioso.

Porque todo el que vea bien aquello que estás diciendo, va cogiendo enfermedad y va pecado viviendo.

Dijo uno:

El hombre no cree pecado decir: ¿y por qué voy yo a creer esto? Y no sabe que es pecado porque a Dios está desmintiendo.

Haz este pensar: “¿Estos Escritos son de la Tierra o son dictados del Cielo?”. Si tú los crees de Aquí, el amén pones primero, y te molesta oír la duda al Instrumento. Te molesta hasta el extremo de que tu rostro dejas triste y no compartes alegría porque te da pena y miedo.

Desperté, oí:

Si crees, obedeces
y haces que más crean.

Si no crees,
ni obedeces y reformas.

Reformas lo que salió,
a un espíritu de esta Gloria.

El creer no admite leyes
que el hombre al creer le imponga.

Cuando el creer tú lo presentes
como Esto se presenta.

Cambia el camino que llevas
si duda estás practicando.

Que puede que llegue el día
que ya no puedas cambiarlo.

¿No te da algo por dentro,
sin que puedas explicarlo,
cuando admites palabras en contra
del que de Aquí lleva el Mando?

Haz un rato de oración,
y acompaña pensando:

“¡Qué diferencia tan grande
de lo que habla el hombre
a lo que hablan estos Dictados!”.

Piensa en la Vida Eterna y aprovecha
el bien que Dios te ha mandado.

Que no es corriente el decir:
“en mi casa ha tocado”.


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Libro 19 - Dios Manda en Su Gloria que Enseñen - Tomo III - Pag. 41-42-43

miércoles, 26 de junio de 2013

Cuatro asignaturas

En Sueño Profético decían:

Dios elige para enseñar caridad, pudor, comprensión y haber vivido sufrimiento.

Si no has pasado estas asignaturas, tu enseñanza no es del Cielo. Son cuatro, pero en las cuatro tienes todas las razones para no perder lo Eterno. Que lo Eterno es gozar de un mundo donde no existen cuerpos. Existe Poder de Dios y espíritus ya purificados con el “Sí” de Dios. Sin este “Sí” no entra el espíritu, aunque ahí le vieron traje bueno, que es el cuerpo: materia que tapa al espíritu o que descubre que esto Dios está viendo.

Dijo uno:

La Enseñanza del espíritu tiene que ser la Palabra de Dios. La palabra del hombre es temporal, equivocada, variable y con reforma. Una misma generación puede tener varias enseñanzas, depende del mando que dé el hombre. Esta enseñanza no sirve para el espíritu.

Desperté, oí:

Estas cuatro asignaturas, que las piense el hombre si las practica.

Que empiece:

¿Dónde hago Caridad? ¿Cuido el pudor y lo enseño?

¿Mi comprensión va quitando del pecado y entregando el Perdón?

Si sufrí y estoy sufriendo, ¿digo: “¡Bendito sea Dios!”?

Si estas cuatro asignaturas las practicas, ¿qué extraña que elija Dios?

Si Dios espera al que pecó, ¿qué hará con el que adoró?


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Libro 18 - Dios No Quiere, Permite - Tomo III - Pag. 11-12

martes, 25 de junio de 2013

“Haced oración de confianza, pensando en Mí”

En Sueño Profético decían:

Un día, hablando Jesús a sus Discípulos, dijo estas Palabras:

“Pensad en el camino que Yo haré en la montaña. Pero no penséis que la montaña no tiene camino”.

“Si vais mandados por Mí, no temáis respuesta del que os reciba, que mi Mando siempre quedará por encima del recibir del hombre”.

“Haced el bien sin medida y sin esperar que sea devuelto, que mi Padre es el que mide y paga el hecho”.

“Haced lo que Yo tengo mandado, que es lo que mi Padre en Mí está ahora diciendo”.

“Haced oración de confianza en Mí. Y cundid que Yo soy Dios, que he bajado del Cielo para ofrecerme al pecador y al justo que Me siga para ir cumpliendo lo que de Mí aprenda”.

“Haced oración de confianza, que es creer que Yo soy Dios del Cielo”.


Desperté, oí:

Mucho se le oyó a Dios Hombre estas Palabras que hoy dictan:

“Pensad en el camino que Yo haré en la montaña. Pero no penséis que la montaña no tiene camino”.

“No dudéis nunca lo que Yo puedo hacer al que quiera mi Reino”.

“Haced el bien, porque Yo a hacer el bien voy enseñando”.

“Si hacéis el bien pensando en Mí, siempre os vendrá premio del Cielo”.

“Porque el que lo hace por Mí, no juzga para no ser juzgado”.

“Ya, el juzgar, me lo deja a Mí”.

“Haced oración de confianza, pensando en Mí”.



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Libro 15 - Hechos de Jesús Perdidos, Hoy Dictados en Gloria - Tomo III - Pag. 73-74-75

lunes, 24 de junio de 2013

El oro sin Dios, es cieno que brilla

En Sueño Profético decían:

Si te encuentras oro sin Dios, desprécialo y no lo cojas, porque te puede servir para que pierdas la Gloria.

Si el oro lo vieras brillar y a Dios dentro Lo llevaras, agáchate y cógelo, porque te puede servir para acercar a Dios al que otro camino llevara.

Dijo uno:

Las cosas sin Dios,
quítales el valor que tengan,
porque el paso de esa vida
es tan corto, que antes de valorarlo,
desprecio le das y ahí las dejas.

Por eso, minas sin Dios,
dueño no seas.
Tú dale siempre el valor
al mineral que tú veas
que aunque te cueste trabajo
y la renta sufrir fuera,
si el Mando viene de Dios,
haz que las minas tuyas sean.

Porque el mineral de Dios,
Aquí aumenta la renta.
Y la producción que da
sirve para que a Dios quieran.

Desperté, oí:

El oro sin Dios
es cieno que brilla.

El oro sin Dios,
seguro que hace
grande pecador.

Porque con el oro,
todo comparas,
lo que ahí se queda.

Y te olvidarás
de esta Vida Eterna.

Busca los rincones
que brille este Dios,
haciendo la obra
que Dios nos mandó.

Buscando el llevarla al espíritu,
que tanto hace falta
al hombre del siglo.

No cojas tesoros
que veas por caminos,
si a Dios no Lo ves
delante o contigo.


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Libro 17 - Investigaciones a La Verdad - Tomo II - Pag. 101-102

domingo, 23 de junio de 2013

A Dios no puedes querer y esconderte de Él

En Sueño Profético me decían:

El que ama a Dios, cree todo lo que venga de Dios. El que no Lo ama, no es que no Lo cree, es que no quiere saber de Él. Los que no creyeron cuando los Profetas anunciaban la Venida del Hijo, los que menos hambre tenían de Dios, más trabajo les costó ver la Verdad. Hubo más que no Lo creyeron. El que cree que vive Dios, éste busca dónde habla Dios. Buscar es querer hallar, y si amas, cuando hallas, tú ya no dejas este hallazgo. Cuando Dios vivió de Hombre y entre los hombres, el que creía en Dios no se separó de Él, y cuando dio su despedida, se entristeció. Esta tristeza salía del Amor tan inmenso que Le tenían. Y si tienes al Profeta –que es Dios hablándote, enseñándote y perdonándote–, y tú no acudes, no te esfuerces en querer decir: “Yo sí quiero a Dios”.

Cuando ya desperté, oí:

Cuando habla Dios en la materia, esta materia se ve vibrar con tal Poder, que contagia.

Hay quien no quiere oir al Profeta por temor a ver a Dios.

A Dios no puedes querer y esconderte de Él.

Dios oye más ofensas que alabanzas.


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Libro 9 - Dios Habla al No Quiero del Hombre - Tomo I - Pag. 21-22

sábado, 22 de junio de 2013

Ella decía mi Jesús, mi Jesús de Allí del Cielo

En Sueño Profético decían:

Este hecho que Aquí referimos fue en Vida de Dios Hombre:

Yendo yo siguiendo al Maestro –pues había quedado con uno de sus Discípulos y llegué tarde a la cita–, me encontré con dos mujeres que su deseo era conocerlo. Y dijo una:

   –¿Vamos para el mismo camino, digo, siguiendo al Maestro?

   –Sí. Yo he “llegao” tarde y me he “desviao” de ellos. Pero no importa, pronto daremos con ellos.

   –¿Tú ya has tenido trato con Este que es Dios del Cielo?

   –No. Yo es que soy buen amigo de uno que le llaman Pedro, y éste quiere que yo oiga hablar, pero al Maestro. ¡Cuando sube a la montaña y creo que queda allí un silencio...! Que este silencio lo dan las Palabras de Este Maestro.

Dijo una de las mujeres:

   –Yo a ellos no los conozco, a quien conozco es a la Madre de Ése que llaman Maestro. Un día la vi tejer, y me tuvo hablando de ello: ¡Que Jesús en la montaña vivía más que con ellos...! Yo no sabía su Nombre, porque siempre oía “Maestro”. Ella decía mi Jesús, mi Jesús de Allí del Cielo.

Desperté,  oí:

La Madre decía “Mi Hijo”,
pero sabía que era Dios.

Era Virgen siendo Madre,
Madre por tener a Dios,
y que Virgen quedaría
por no intervenir varón.

La Madre, aunque era Madre,
no podía mandar a Dios.

Mandaba su Amor tan grande,
de Madre a un Hijo y Dios,
que lo había mandado el Padre
para redimir a “tos”.

Ella fue Madre,
pero Él era Dios.
Dios que quiso hacerse Hombre
para enseñar a no pecar,
primero a que se amaran
y luego a perdonar,
pero daba esa Enseñanza
dejando la Libertad.

Este Dios cuando Lo quieres
es cuando no pecas más,
y lloras porque pecaste,
y hoy no puedes remediar.

Cuando no hagas pecados,
di: “Yo a Dios lo adoro ya”. 

Porque el que peca y adora,
peca en vez de adorar.


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Libro 1 - Meditaciones y Palabras Directas con El Padre Eterno - Tomo I - Pág. 70-71

viernes, 21 de junio de 2013

Santa Tierra

En Sueño Profético se oían cánticos, rezos y muchas voces dando la misma contestación a las palabras que oían:

Dijo uno:

Esto es en Gloria sólo espíritu. En la Tierra puede el hombre repetir estas alabanzas. El cántico es la alegría de tener a Dios contento. El rezo es una parada a tu mente en lo material y un contacto de espíritu en el Cielo. Y las últimas alabanzas son: contestar con tu comportamiento a Dios del Cielo, desagravio al sufrir que Le da el hombre.

Mucho repetían:

Es el desprecio del hombre el que hace a Dios sufrir.

Santa Tierra, que debía de ser Gloria si practicaran el Amor.

Santa Tierra, que alimentas al hombre con la Bendición de Dios.

Santa Tierra, que tu cuerpo te lo cubre obedeciendo a este Dios.

Santa Tierra, que el día que se negara, el cuerpo ya corrompido, a hombres sanos mataba.

Esto no lo piensa el hombre porque al Amor lo maltrata.

Se veía como una fila de Luz, de velas todas a la misma altura, pero sin manos. Y otra vez dijeron:

Luz Divina es Salvación para el hombre. Luz Divina la pide el Amor cuando vive en el hombre.

Desperté, oí:

Es consuelo, alegría
y aún muchos nombres más
el que lea estos Arrobos.

La alegría,
para el que ama.

El consuelo,
para el que diga:
Dios enseña porque ama.

Si ayer no quise aprender,
hoy me corrijo mis faltas.

Y sabré vencer el mal
que mi cabeza me agacha.

Y la tierra que me cubra,
contenta besa mi cara.

Porque si amas a Dios,
la tierra es la que tapa,
y antes sustento dio.

Si el hombre mirara al Cielo,
era Alabanza y Perdón.


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Libro 11 - Te Habla el Profeta - Tomo II - Pag. 62-63-64

jueves, 20 de junio de 2013

Tribunal de Dios

En Sueño Profético hablaba la razón y tiraba de la fuerza.

Y dijo uno:

La fuerza sin razón hace atropello. La razón hace que la fuerza le siga y a la razón guarde, y en vez de la fuerza ir primero, va la razón, que es la que vale en las cosas de Dios.

En las cosas de la Tierra, el hombre le da valor antes que a la razón, a la fuerza, por avaricia o temor.

El Tribunal de Dios abre las puertas a la razón primero, y ya la premia con las fuerzas. Por eso, los Enviados de Aquí, que Dios trae para que ahí lleven Visión y Palabras, llevan por delante la razón de la Verdad, y ya fuerzas jamás les faltan.

Dicen Aquí en Gloria, que las fuerzas sin razón, Aquí no llegan. Y que la razón vencida, jamás consiente la Gloria, aunque el hombre a veces diga: “a más atropello, mejor viven; a más malos, más sobras de bienes”. El que haga este pensar, no sabe lo que es la Gloria, no sabe lo que es el Cielo, no sabe que Dios es Dios porque dentro de este Dios está Justicia primero; luego ya está el Amor, y el Perdón lo va siguiendo. Sigue el Perdón al Amor, pero este Amor no olvida que está Justicia de Dios.

Desperté, oí:

El hombre tiene olvidado
que la Justicia de Dios
es Gloria o condenado.

Que la Justicia es el Amor.

Y la Justicia al pecado
que no puede entrar en Gloria,
el Perdón ya lo presenta
cuando el mismo hombre quita
pecado de su conciencia.

Si estudias bien el Mensaje,
aprendes de lo que enseña.

Nunca desees la vida
del que ahí bien vive,
pero perdiendo la Gloria.

Porque Gloria sin Justicia,
ya dejaba de ser Gloria.


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Libro 12 - Dios Comunica y Da Nombres - Tomo II - Pag. 8-9-10

miércoles, 19 de junio de 2013

Si Dios no fuera Dios, nadie dudaba si Dios había

En Sueño Profético decían:

¡Si Dios no fuera Dios,
detrás del hombre no iba!

Si Dios no fuera Dios,
al hombre no le permitía
que cuando Él se manifiesta,
demuestren indiferencia.

Y en vez de acudir, retiran,
los que debían de esperar
el Mensaje de rodillas.

Si Dios no fuera Dios,
su Poder, en castigo,
el hombre lo conocía.

En movimiento de Tierra,
en fuego, en diluvio o en sequía.

Esto sería lo menos
que Dios al hombre le haría.

Luego,
¡hay tantos momentos en su vida
que el hombre cree
que Dios no le hace falta,
y ya Dios le ha salvado la vida...!

Si Dios no fuera Dios,
unos quedaban sin habla;
otros, con cuerpo sin movimiento;
y otros, ciegos de ojos y mudos.

Si Dios no fuera Dios,
el hombre vivía con miedo,
siempre pensando:

“¿Habré hecho esto mal?
¿Se habrá enterado Dios del Cielo?
Tengo miedo cuando me llegue la muerte,
por si hay Mundo sin cuerpo”.

Si Dios no fuera Dios,
en el sitio de la Libertad
ponía el castigo que Aquí
nos mandan dictar:

No permitir que su Nombre
lo pudiera pronunciar
aquél que el sufrir le llegara.

Si era para pedirle,
las palabras se negaran.

Y si era para ofenderlo,
mudo en el acto quedara,
sin enfermedad y sin muerte,
pero jamás ya sin habla.

Desperté, oí:

Si Dios no fuera Dios,
nadie dudaba si Dios había.

Nadie de los que no creen ni aman.

¡El que ama, ya cree!

Y el que cree y no ama,
si Dios no fuera Dios,
nada de Dios disfrutaba.

Si es un simple propietario,
y si lo insultas,
te despide y no te paga...,
¿cómo Dios, Dueño de todo,
no Lo quieres
y el capital se te agranda?

Si Dios no fuera Dios,
no sufría por el hombre
ni le guarda el Perdón.

¡Dios sufre por el que peca,
y porque no se quiera el hombre
como Él quiere que se quieran!


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Libro 20 - La Palabra del Creador - Tomo II - Pag. 114-115-116-117

martes, 18 de junio de 2013

Tristeza y tiempo

En Sueño Profético decían:

Debía darle tristeza al que no recibe mando del Mando que de Aquí llevan. Que la tristeza le llega porque la tristeza acude a donde no existe esta Fuerza.

Esta Fuerza va en el Mando, y si este Mando tú aceptas, tú también te sientes fuerzas que todos te van notando.

Dijo uno:

El que le falta llenarse, él se lo nota primero, antes de que se lo note nadie. Verá su tiempo escaparse con la misma suavidad que el pez al hombre le hace si lo intenta coger.

El hombre, en su interior, sabe el vacío que tiene o el lleno de Dios. Cuando está lleno, rebosa, y el rebose lo van viendo. Cuando el vacío quiere apoderarse del hombre, se junta tristeza y tiempo: impedimentos del espíritu al cuerpo; agua que queda estancada, que produce mal efecto.

Desperté, oí:

Es el estar lleno de Dios
lo que te ayuda
a lo que tú crees que tú haces.

Son las ansias de seguir
al Mando que de Aquí sale.

El cansancio y el trabajo
muchas veces se presenta
para quitarte del Mando.

Y ya te llega inquietud,
y lo vas empeorando.

En cambio, el querer hacer
con alegría este Mando,
haces con facilidad
lo que otro le ve grande trabajo.


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Libro 19 - Dios Manda en su Gloria que Enseñen - Tomo III - Pag. 153-154

lunes, 17 de junio de 2013

El valor de las Cosas de Dios

En Sueño Profético decían:

El que no valore lo de Dios,
¡qué fría será esa vida!

El que no valore lo de Dios,
estará siempre buscando
algo que tenga valor.

Y le llegará vejez,
y aún no lo habrá encontrado.

El que no valore lo de Dios,
él mismo se está engañando.

Porque todo lo demás
tiene un valor de paso.

Las cosas de Dios
son valor que crece
y nunca se queda antiguo
o se pierde.

Dijo uno:

Tan sólo el decir ya
de dónde vienen,
tienen un valor
que no hay quien lo supere.

Las cosas de Dios
ya bajan del Cielo,
e igual que la lluvia
no llevan letrero.

Todo el que las quiera,
allí ya se quedan.

Te llevan la Paz,
te quitan ideas
que puedas pecar.

Te allanan caminos
difíciles de pasar.

Y ya esa vida
es sin frialdad.

Desperté, oí:

Si valoras lo de Dios,
¡qué pobre ves ya
todo lo de la Tierra!

Si valoras lo de Dios,
ya piensas en la Vida Eterna.

Porque este valor no acaba,
al revés, que más aumenta.

Y ya puedes repartir
este valor al que quiera.

Que siendo un valor tan grande,
sufres cuando lo desprecian.


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Libro 18 - Dios No Quiere, Permite - Tomo III - Pág. 105-106-107

domingo, 16 de junio de 2013

“Si queréis mi Reino, tenéis que amar como Yo os amo”

En Sueño Profético decían:

¡Qué pocos cumplen estas Palabras, tantas veces dichas por Dios Hombre!:

“Mira al Prójimo como a ti mismo, y piensa en la carga que lleva aquél, que tú no llevas”.

Dijo uno:

Si a Dios otra vez Lo viera el hombre de Hombre, y le hiciera estas peguntas que ahora aquí dictamos, ¿cómo el hombre respondía sabiendo que fue un Mandamiento por Él mandado?:

“Si el sufrimiento de otro no lo cogiste como en ti mismo, no Me llames diciendo ¡Dios mío!, cuando el tuyo te llegue”.

“Si vieras a un hijo ahogándose, y la mano no le dieras suplicándote la madre, no Me llames diciendo ¡Dios mío!, porque en mi Enseñanza, es el bien o el mal que hagas, el que Me busca a Mí: el bien, para dar Gloria a mi Padre; y el mal, para desmentir”.


Desperté, oí:

Antes que el hombre le diera a Dios Hombre muerte de cruz, nos repetía esto dictado:

“Pensad: si queréis mi Reino, tenéis que amar como Yo os amo”.

“Y una vez que el Amor salga de vuestros cuerpos, ya el Prójimo sois vosotros mismos”.

“Pues ¿quién no cuidará su pie para seguir andando y evitar ya cojo ser?”.

“Pues mirad al Prójimo como miráis al pie aunque tengáis otro”.


Todas estas Palabras y muchas más, las decía el Maestro para enseñar a vivir juntos, hombre y Prójimo.

¡Que Prójimo es Él!

¡Qué pocos responderían diciéndole: “Señor, me entregué en el Prójimo porque él es Dios.

Éstos, sí dicen ¡Dios mío!, y oirán contestación.

Porque el que quite sufrir, es adoración a Dios.

El hombre no siente al Prójimo porque se aparta de Dios.


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Libro 15 - Hechos de Jesús Perdidos, Hoy Dictados en Gloria - Tomo III - Pág. 168-169-170

sábado, 15 de junio de 2013

Rabia diabólica

En Sueño Profético decían:

La libertad al pecado ha formado la enfermedad de la “rabia diabólica”; enfermedad contagiosa. Y pudiendo ser rechazada por el hombre, es aceptada y premiada en muchos casos, como lo son las guerras.

De esta enfermedad, nombrada en Gloria “rabia diabólica”, sus síntomas son: alegría al crimen o ver a muchos hombres muertos en el campo de batalla; que les da más satisfacción a mayor número vean que caigan. Esto es “rabia diabólica”, enfermedad del espíritu.

Esta enfermedad puedes tú mismo ponértela, que es arrebatándote la vida días, meses o muchos años antes que Dios quería que la tuvieras. Esto es “rabia diabólica”: no aceptar lo que te llega sin saber el porqué llega.

Dijo uno:

Esta rabia es al espíritu. En la rabia de la carne buscas el remedio para su curación. La rabia del espíritu es apartarte de Dios. Y ya eres fiera peligrosa, más que la leona madre que a la cama se acercaran para un cachorro quitarle.

De esta enfermedad tiene el hombre que ocuparse: no matar y enseñar a que no se maten. Que ése es el robo mayor que a Dios Le hace el hombre: matar lo que no es suyo, aunque sea su carne.

Desperté, oí:

Si el hombre pensara en Dios
y que a Él tiene que presentarse,
¿cómo iba a matar, ni él matarse?

Y la palabra de crimen, el oírla,
ya se hacía responsable pensando:

“¿Yo qué haría para poner una ley
que muerte sin Mando de Dios
es enfermedad contagiosa,
sin el contagio cortar?”.

Que cada día habrá más violencia
y más normal será
el matarte o el matar.

Esto, si el hombre que tiene poderes,
mientras en el poder está,
pensara un día en la muerte,
que le tiene que llegar,
buscaba estas razones
para al mundo acostumbrarlo a la Paz.

Dios: imprescindible Alimento
para que ya el espíritu
le ponga mando al cuerpo.

Y vaya la enfermedad
huyendo del espíritu
sin poder hacer el mal.

Son hombres de mando
los que se deberían de juntar
para darle sepultura
a esta grave enfermedad.

El crimen y la violencia
son fuerza unida,
que del Infierno sale el mandar.


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Libro 17 - Investigaciones a la Verdad - Tomo II - Pág. 129-130-131

viernes, 14 de junio de 2013

Cumple primero las Leyes de Dios

En Sueño Profético hablaban de la Ley de Dios y de la ley del hombre; de la exigencia del hombre y de la espera de Dios; de la Paz que Dios nos da y de la intranquilidad que nos da el hombre; de la Sencillez de Dios y del orgullo del hombre.

Dijo uno:

El hombre no cuida su espíritu a sabiendas de que es de Dios –esto el que cree en Dios–, y cuando enferma la carne, Lo llama con exigencia. Dios hay veces que no contesta y ya está haciendo un favor, dejando al hombre curado en alguna intervención, o no dejando que pase un mal que fuera mayor. Pues si se llega a curar porque Dios al hombre dejó, una vez que se ve bien, otra vez vuelve a cuidar la materia, sin ocuparse del préstamo que Dios le tiene hecho. Los espíritus, todos son creados con el mismo fin, todos para la Gloria de Dios, pero Dios deja al hombre a su voluntad, y si quiere se queda con el préstamo en propiedad para Satán. Dios, Dueño del hombre, y aceptando que el hombre no quiera que Dios sea el Dueño.

Esta es la Ley de Dios:

Deja que el hombre sea
dueño de lo que es Dueño Dios,
y deja que el hombre cure,
cuando la cura es de Dios;
deja que el hombre Le exija,
y a veces dando razón,
cuando Dios no le contesta
con un mal que sea mayor,
pero que fuera este mal,
visto a la vista de todos.

El espíritu lo tiene el hombre como favor que haces, que te tienen que estar agradecido; y a la materia, como cristal que valoras, que el roce puede quitarle valor, si de este roce saltara algún pizco del jarrón.

Desperté, oí:

¡Qué razón da este Escrito de cómo es Dios y cómo el hombre!

¡Qué Palabras igualando a espíritu y materia!

Cualquier hombre que quisiera
escribir estas verdades,
él mismo se haría lío
para escribir y decir,
un cuerpo,
pero son dos personajes.

Y se quita Dios, que es Dueño
del espíritu que dio
y de carne permitiendo.

¡Pero si no permitiera,
ya no era Dios del Cielo!

Debía pensar el hombre,
con un parao pensar:
¡primero cuido el espíritu,
por tenerlo que entregar!

Y si el Infierno no quiero,
mejor “pa” poder cuidar.

¿Quién ha visto irse espíritu
con la materia “cargá”?

¿Quién ha dicho, ya se ha muerto
y no se puede enterrar,
porque tanto quiso al cuerpo,
que no lo ha “querío” dejar?

Pues si esto es así,
aunque Dios da Libertad,
hazle a Dios un desprecio
y desprecia Libertad.

Que Dios no puede enfadarse
cuando tú quieras amar.

¡Deja las leyes del hombre
y haz primero las de Dios,
que si cumples las primeras,
en unas Leyes hay dos!


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Libro 2 - Meditaciones y Palabras Directas con El Padre Eterno - Tomo II - Pág. 72-73-74-75

jueves, 13 de junio de 2013

El sufrimiento siempre te aconseja mal

En Sueño Profético hablaban del Amor, que Amor llega Aquí a este Cielo. Ponían comparaciones del Amor vivido ahí con contacto Aquí, sabiendo este Amor el Color y la Fuerza del Fuego. Estos que sienten este Amor fueron los que Aquí vinieron, pero antes de venir, también sentían el Fuego que les llegaba de Aquí.

Dijo uno:

Hay quien en el sufrir llamó con tanto Amor, que en medio del sufrir oyó esta Voz del Cielo que nadie podía oír, nada más que el que vivía este gran sufrimiento, y ya se juntó este Amor y ahí vive ya lo Eterno.

Dijo el mismo:

El grande sufrimiento siempre te hará pensar mal si tú le abres la puerta al pensar que siempre irá en contra de Dios. Los Elegidos son perseguidos por estos pensamientos, pero su grande Amor no deja que se recree el espíritu del mal. Hay más Elegidos por vivir el sufrir que dio el hombre, que por pecados que tú hicieras y después al Cielo llamaras. Éstos son perdonados, pero menos número de Elegidos son los que entran y salen a esta Gloria. Para comprender estas Palabras tienen que ser muchas de ellas leídas, pensadas y sin querer arreglarlas a manera de la enseñanza del hombre.

Desperté, oí:

Cierto que el sufrimiento
siempre te aconseja mal.

Hay quien te crees que es bueno,
y cuando llega el sufrir,
tú sufres de estarlo viendo.

Tú sufres porque lo ves
ofender a Dios del Cielo.

Hay personas buenas,
buenas porque antes de entrar llave,
ya le estaban abriendo puerta.

Pero si esta misma llega el día
que se atrancara la puerta,
tal vez no la conocías
de la escena que hiciera.

Éstos no sienten Amor
de Aquí, de Fuerza del Cielo.

Éstos no son Elegidos,
aunque los tengan por buenos.

Los que sufren dando Paz
son los primeros para el Cielo.

Porque pueden enseñar
a que a Dios no culpen de ello.

Éste, si siente el Amor,
amó, sufrió y llamó al Cielo.

Siempre diciendo: “¡Dios mío!,
Tú sabrás de este ocurriendo”.


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Libro 11 - Te Habla el Profeta - Tomo II - Pag. 42-43-44

miércoles, 12 de junio de 2013

El que llora por dentro

En Sueño Profético decían:

Hay sufrimientos tan grandes,
que no se dejan ver.
Éstos son los sufrimientos
que no puede comprender
aquel que sufre por nada,
por sufrimientos no tener.

El sufrimiento que es grande,
las lágrimas no se ven.
Éstas se quedan por dentro,
y las va a recoger
el consuelo de Palabras
de este Dios que nadie ve.

Siempre, el que llora por dentro,
su rostro se deja ver,
con alegría, con pena,
y es difícil el saber,
cuando es alegría sola,
o cuándo es padecer.

Esto le suele pasar
a un hombre o a una mujer,
a uno que mucho ame
y quiera reconocer
que si Dios está contigo,
ya sufrimiento no es.

Yo tenía los sufrimientos
y me los quitaba Él.

Cuando estaba de rodillas
y rezando a mi vez,
notaba que me llevaban,
y sin poderme mover,
me traían a mi vista
cosas de tanto Poder,
como ángeles, perfumes,
que creí más de una vez
que me encontraba en la Gloria,
aún sin poderme mover.

Cada vez que explico algo,
es para que amen más
a este Dios que es conocido
como Muerto nada más.

No se habla de que es Vivo.
No se habla “pa” buscar
la persona que Él elige
para bien de la Humanidad.

Yo, siempre iba diciendo
lo que me pasaba a mí.
Contaba lo que sentía,
y a veces oía decir:
“Ésta es Teresa, la Santa.
Da risa esto decir”.

Ya me empezaba mi pena
y me entraba mi sufrir,
y me guardaba mis lágrimas,
y ya me veían reír.

Desperté, oí:

Las lágrimas se me iban
por el Camino de Dios.

Las lágrimas iban por dentro
y las recogía Dios.

¡Ay lágrimas que sufría
el que no quería ver
que el Sitio que Él cogiera,
se lo hicieran padecer!

Él lo sufría por mi,
y yo lo sufría por Él.
Él me daba la alegría
y yo Le hacía padecer.

Siempre que hablo de Dios,
quisiera poder hacer
que todos amaran tanto,
como para comprender
la locura de este llanto.

¡Ay llanto que dentro iba
como dentro de un Sagrario!

Con alegría, con pena,
con mi gozo, con mi llanto,
y a veces era la risa
que producía canto.

Si la risa no es de Dios,
es risa, pero sin llanto.

TERESA DE ÁVILA


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Libro 12 - Dios Comunica y Da Nombres - Tomo II - Pág. 143-144-145

martes, 11 de junio de 2013

No digas “yo creo en Dios”

En Sueño Profético decían:

No digas “yo creo en Dios”, si no acudes a donde te dicen que está hablando. Cuando antes de acudir, puedes ver verdad o engaño.

Pues Esto no es comentar que pasó siglos pasados y te cuentan la verdad. Pero tú tienes más fuerza si estás verdad presenciando.

No digas “yo creo en Dios” si no acudes a donde te dicen que está hablando.

Pues si crees de verdad, aunque no ames, Lo buscas y le pides aquello que en la Tierra nadie te puede dar, que es la vida del cuerpo y algún sufrimiento más, que nadie puede saberlo, porque sería agrandarlo en vez de darle remedio.

Dijo uno:

Hay cosas que, si las crees, no puedes darle indiferencia y desprecio. Pues figúrate creer y quererlas; llamarte o ir en busca tuya dándotelas y ofreciéndotelas, y tú despreciándolas, de máximo valor, sin que te cueste nada, de un camino limpio. Si buscas, no encuentras quien dé aquí la espalda.  

Desperté, oí:

Ponían comparaciones
con una grande Enseñanza.

Que el Elegido recoge
aunque no sean dictadas.

Creer sin acudir:
guárdate las palabras.

Y creer y amar:
tenían que amarrarte
con dos centinelas
para no escaparte.

Cuando crees en Dios
y sientes su Amor por dentro,
tienes que buscar con ansias
lo que Dios está diciendo,
si a Dios Lo tienes por Vivo.

Si así no fuera,
estás cumpliendo actuación,
como se trata a los muertos.

Y al Elegido le oirías
lo que en vida dejó hecho.

Si Dios no tuviera Vida,
no podría haber vida en el suelo.

Porque la vida ya sale
de la Vida de su Cuerpo.

Que es la Palabra Divina.


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Libro 20 - La Palabra del Creador - Tomo II - Pág. 93-94-95

lunes, 10 de junio de 2013

Creer es ver el agua y saber que moja

En Sueño Profético decían:

Si creyeran, todo sería respetado y adorado, lo que saliera de la boca del que Dios manda con su Enseñanza. Si creyeran, no podrían utilizar ciertas palabras, poniéndolas a la misma altura que las que Dios aquí manda.

Creer es ver bien lo que el Instrumento habla y manda. Si tú no lo ves bien, tú no crees estas Palabras.

Aquí te hace creer más, el observar y seguir las actuaciones del Instrumento y compararlas con las tuyas. Si crees, ves la diferencia de un grande letrado y uno que supiera las primeras letras.

Esto es lo que al hombre le cuesta trabajo oír y aceptar y pedir consejo diciendo: “¿qué hago?, porque Dios en ti me irá contestando”. Esta reacción es de espíritus sanos, que no dan cabida a nada que a Dios llegué enfado.

Dijo uno:

El espíritu del mal intenta tomar aposento en todos los espíritus, más en los que están cerca del Instrumento. Pero si éstos creen, se encuentran puerta cerrada. Golpean, y al ver la resistencia –que la resistencia es ver en primer lugar lo que Dios manda que escriban–, éstos rechinan los dientes, pero se ven fracasados.

Desperté, oí:

Aquel que más te acepte, más cree Aquí.

El que cree, no puede poner las Palabras del Instrumento después de las suyas.

Creer es ver el agua y saber que moja.

Ver el fuego y saber que quema.

Y ver el niño y saber que en niño no queda de presencia.

Todo esto nombrado, si no lo crees, haz por curar tu cabeza.

Pues no creer al Instrumento, conociéndolo, no es enfermedad de cabeza.

Es enfermedad de espíritu, que existe de varias maneras.

La Fuerza del Elegido aparta la mala hierba.

Y ya, la recolección, puede ser abundante y buena.


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Libro 19 - Dios Manda En Su Gloria Que Enseñen - Tomo III - Pág. 166-167-168

domingo, 9 de junio de 2013

¡Qué Bueno es Dios!

En Sueño Profético decían:

Cuando tú no los necesites, ellos te necesitarán a ti. Y entonces tú tendrás la postura que ellos hoy tienen.

Dios deja que el día sea largo, pero por largo que sea, siempre lo espera la noche.

Las cosas de Dios tienen un entender fácil y un responder difícil.

Las cosas de Dios, cuando son para Dios, rechazan el engaño.

Hay quien dice que ama a Dios, y a Dios Le guarda reserva queriendo engañarlo.

Dijo uno:

Amando a Dios, no puedes ver sufrir y dejarlo, pudiendo quitar sufrir.

Amando a Dios, ya todo es diferente.

Si el hombre amara a Dios, la Gloria bajaba a la Tierra, porque la Gloria es Dios. Es Dios su Palabra, su Presencia, y su Mando, cuando el hombre a su Mando no llega.

Si el hombre quisiera a Dios, Dios bajaba a la Tierra en Imagen, para que muchos Lo vieran. Pero Dios, sin el hombre amarlo, sería su Presencia como hizo en el Templo. Dios hace pocas veces así su Presencia.

Aquí, si el hombre quisiera hacer un momento de meditación, le veía “el Dios” en no querer dar castigo al hombre.

Desperté, oí:

¡Qué Bueno es Dios!

No se cansan en la Gloria de repetir esta frase.

¡Qué Bueno es Dios, que siendo el Dueño de todo, el hombre a Dios quiere administrarle!

Le exige, Le pide cuentas y Le presenta gran cantidad de porqués.

Esto, dicho de manera esperando que Dios contestara a la Tierra.

Si el hombre hiciera pasado en su vida de carrera, echando la vista al Cielo, oía estas Palabras que tanto repite el Cielo:

¡Qué Bueno es Dios, que deja que viva el malo!

¡Qué Bueno es Dios, que siendo el Dueño de todo, a más abundancia tienen, más desprecio le dan a Dios!


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Libro 18 - Dios No Quiere, Permite - Tomo III - Pág. 151-152-153

sábado, 8 de junio de 2013

Es justo pedir a Dios por ti, pero es más caridad pedir por otro

En Sueño Profético decían:

Si a Dios contentas dando ayuda al que la pide, más contentas dando ayuda al que ayuda pide para ir dándola. Es justo pedir a Dios por ti, pero es más caridad pedir por otro.

Dijo uno:

Un día, yendo detrás de Dios Hombre, unos cuantos además de sus Discípulos, Le dijo uno:

   –Maestro, ¡qué lástima que lo que vas hablando no lo sepan nada más que estos pocos!

Aquí dio la Enseñanza:

   –Si Yo sé que mis Palabras quedan en vosotros, mi Padre no manda que Yo las diga. Los pocos que las están oyendo, serán luego en muchos dichas, porque Yo haré que sean cumplidas. Sigue enseñando ese cundir de querer que sepan lo que tú Me estás oyendo. Pues el que sólo oye para él, no Me sirve, ni mi Padre le manda Palabras del Cielo.

Desperté, oí:

Dios quiere
que a Él Le pidas para ti,
sin que te olvides del Prójimo.

¡Qué Enseñanza dejó
para que después enseñaran!

Siempre daba la Enseñanza
dejando al mundo en el centro.

Él hablaba para el mundo,
aunque el mundo no estaba oyendo.

Con los 12 e Israel,
quedó en el mundo su Nombre.

Dios Padre que se hace Dios Hijo
para la Salvación del hombre.

Luego, su Poder ya cunde
lo que no pueden los hombres:

¡Ni más cundir,
ni esconderlo!


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Libro 15 - Hechos de Jesús Perdidos, Hoy Dictados en Gloria - Tomo III - Pág. 56-57

viernes, 7 de junio de 2013

Esto es al espíritu, con Enseñanza

En Sueño Profético decían:

La Aparición se ha dado siempre con frecuencia. Unas veces, escandalizadas. Y otras, por mal aconsejadas, han quedado, en algo, secretas.

Pero Esto es al espíritu, con Enseñanza. Que mandan sea puesta esta Enseñanza en centros que empiezan a enseñar a la materia a hacer las primeras letras y a juntarlas. De esta forma será el espíritu el responsable del comportamiento del cuerpo. Porque el espíritu es el que fue mandado por Dios. Y éste tiene que dar la cuenta de cómo presentó a la materia que estaba encomendada a su cargo. Si fue para servicio de Dios o para servir al Diablo.

Si esto no lo aprende el niño, por el mayor enseñado, ya no le importa de hombre los sentimientos cuidarlos; si cuando se acaba el cuerpo, él piensa: “Todo está ya acabado”.

Dijo uno:

Esta Enseñanza es valedera para todo el que tenga cuerpo a semejanza de Dios. El cuerpo tendrá un espíritu, y este espíritu no tiene color ni clase; que el hombre ahí diferencia para darle mejor sitio, o para dejarle herencia. Aquí sólo se nombra espíritu.

Si el hombre pensara esto, no movía un dedo de la mano sin decirle al que Aquí Dios trae: “¿Cómo actúo? ¿Estará esto que voy a hacer, bien hecho? Que yo quiero que mis notas las pongan en Gloria, no en el Infierno”.

El que Aquí Dios trae teniendo ahí cuerpo, todo el que lo trate tendrá gran provecho.

Desperté, oí:

Ponerse al mando del que Dios trae,
es ponerse al Mando de Dios.

No ver bien su consejo,
es dudar que actúa Dios.

Y rebatirle palabras,
ya hay complicación,
porque Amor a Dios te falta.

Enseñanza al espíritu,
hoy no puede, así,
nadie darla.

Esto, aprende la Fe,
y el Amor a Dios acapara.

Y ya todo lo haces bien
por donde quiera que vaya.

¡Es lástima que haya pocos
practicando esta Enseñanza!


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Libro 17 - Investigaciones a La Verdad - Tomo II - Pág. 177-178-179

jueves, 6 de junio de 2013

La fuerza del perdonado

En Sueño Profético hablaban dos mujeres. Decía una:

El pecado tiene fuerza, pero no tiene ni punto de comparación con la fuerza que siente el que está perdonado. Este hecho que refiero fue presenciado por mí:

Estando yo un día con unas cuantas amigas, pasó la Magdalena, y unos que venían a su vez, le hablaron de la misma forma que tenían costumbre de tratarla antes de ser perdonada –lo cual éstos no sabían–. Se paró Magdalena, y pidiéndoles un favor con súplica, les dijo:

Si mis oídos oyeran, María, nada más, se olvidarían de Magdalena, que es Magdala. Yo no quiero recordar, ni que nadie me recuerde el haber hecho tanto mal. Mi cuerpo hubiera enterrado vivo, y no hubiera hecho nada de más. Si queréis escucharme, todo os lo voy a contar:

Dios me dio tanta hermosura,
y yo la empleé “pa” pecar.

Me buscaban de todos sitios,
y me hice tan “nombrá”,
que me odiaban las mujeres
del que me venía a buscar.

Ya una noche,
cuando el pecado lloraba,
una mujer mayor
conmigo se emparejaba.

Me hacía unas preguntas,
que yo respuesta no daba.

Vi amanecer el día,
y mis ojos no paraban de llorar,
que ya no era llanto,
que era mi alma “desgarrá”.

Yo ya no vivía tranquila,
y siempre,
cuando del Maestro me hablaban,
me quedaba con la duda
si yo seré perdonada.

Desperté, oí:

Yo quería buscar al Maestro,
pero sentía dolor.
¡Le había hecho tanto daño,
sin motivo ni razón...!

Porque el que mucho peque,
no puede decir: ¡Dios mío,
me equivoqué en un pecado
y volví por tu Camino!

Ya que todo lo he contado:
mi pecar, mi sufrimiento,
y que ya no hago pecados,
quisiera que Magdalena
no nombraran los cristianos.

Y si dicen Magdalena,
que no sea la del pecado.

MARIA MAGDALENA


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Libro 1 - Meditaciones y Palabras Directas con El Padre Eterno - Tomo I - Pág. 182-183-184

miércoles, 5 de junio de 2013

Animal racional

En Sueño Profético decían:

Si Dios no hiciera su Aparición al hombre, ¿cómo el hombre hablar de Gloria? Dios, con su Poder, hace que su Sabiduría se haga Palabras, Sonido y Visión. Pero primero tiene que ocupar con Sabiduría esa inteligencia que a Él le va a servir. Ya, esta inteligencia, va sacando y repartiendo, no siendo siempre las mismas cantidades, ni en medida ni en peso. Estos Depósitos de la Sabiduría de Dios y de su Mando, son Universidades Divinas. De aquí podía el hombre llenar la inteligencia, y ya actuaría la materia en el Camino de Dios.

Dijo uno:

La civilización del hombre viene de las Comunicaciones que Dios hace al hombre. El progreso es inquietud del hombre. Si este Mundo sin materia estuviera incomunicado por Dios, Dios no juzgaba; Dios tendría Aquí espíritus de su Creación que no tuvieran materia, y los que ahí mandara, ahí quedarían: espíritu y carne enterrada; y ya sería un parque de fieras, al que Dios vedaría su paso a la Gloria, quedando un animal más, pero racional. Esto no sería un Dios Poderoso, sería un Poder con tope. Dios es Poderoso infinitamente, y su Sabiduría es sin palabra que pueda disfrazarla. Dicen Aquí, en su Gloria, que “Amén” dicho a Dios es palabra de sabios.

Desperté, oí:

Si un día oyes de Aquí
las Palabras de esta Gloria,
tienes que decir Amén.

Tienes que decir Amén,
porque para comprender,
tiene Dios que hacerte ver,
cuando tú creas en Gloria.

Cuando ya creas y ames,
sencillo verás que Dios
coja a cualquier Lugar
para que de Ella te hable.

Es Enseñanza tan pura,
sin el paso por el hombre,
que aquel que no sea de Dios,
mandaría destrozar
el papel y hasta la carne
por cortar Comunicación.

Pero Dios sigue arrobando.

Pero Dios sigue mandando.

Mandando Sabiduría
y el Instrumento enseñando.

Si el hombre se hace fiera,
sale más perjudicado.

Más que las fieras del campo,
por no ser todo enterrado.

Su espíritu queda vivo,
dando cuentas del pasado.


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Libro 11 - Te Habla El Profeta - Tomo II - Pág. 48-49-50

martes, 4 de junio de 2013

Cumplir con Dios no es amarlo

En Sueño Profético decían:

Cumplir con Dios no es amarlo,
ni vivir es vivir, sin buscarlo.

Hay quien se nota molesto
cuando otro siempre está
con la Palabra de Dios
en boca y en pensamiento.
Que estos molestos abundan
para decir: “yo amo a Dios”.

Tienen que seguir los hechos,
y nunca verán cumplir,
verán un Amor de fuego,
que ya salta las barreras
y adora al Dios del Cielo,
que este adorar no lo entiende
el que no ame de verdad.

Dijo Teresa de Ávila:

¡Qué difícil pone el hombre
la Comunicación del Cielo!

¡Que difícil ve que Dios diga:
“A ti te llevo a mi Gloria,
y Allí te enseño, en mi Reino”
!

Esto ya oí más de una vez
cuando estando en el Sagrario.
Quería yo contar mis penas,
que mis penas, la más grande,
era el tener callado
todo lo que Dios decía
que lo fuera publicando.

Pues cuando sola quedaba,
ya que acababa el ruido
de movimientos de pies,
del crujir de algunas bancas
y de las risas en grupo,
muchas tapando su cara,
entonces venía a mí algo
que me erizaba
y me quitaba la vista,
y a la capilla bajaba,
o creo que me subía,
y allí quedaba extasiada.

Ya no me servían mis piernas,
y ya mi lengua era una masa
de carne sin movimiento,
porque le faltaba el alma.

Esto es lo que no cree
el que a Dios cumple y no ama.

Desperté, oí:

Yo sentía su contacto
cuando quería contarle
lo que me pasaba en el suelo.

Cuando Le pedía fuerzas
para que vieran en mí
que Él bajaba a la Tierra.

Pero era pena grande
que le hicieran oración
aquellos ratos tan grandes,
para después perseguir
al que Él quería enseñarle.

¡Ay Maestro, que este Nombre
fue puesto por un Amor
que enloqueció a los hombres!

¡Ay Maestro que eres Dios!
¡Ay Dios que eres Maestro!

¡Ay mi Dios, que se fue al Padre
por darle el hombre desprecio!

Que Él dijo que se iba,
cuando ya bajó del Cielo.

Pero si el hombre Lo ama,
no se quedan sin Maestro.

Hubiera vivido en Tierra
lo mismo que vive en Cielo.

Pues aunque ahí vive en Tierra,
no es como Aquí en el Cielo,
que todos es adorar,
porque todos Lo están viendo.

¡Qué lástima que en la Tierra
quieran tan pocos el verlo!

Él repartió tanto Amor,
que Le decían Maestro.

TERESA DE ÁVILA


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Libro 12 - Dios Comunica y Da Nombres - Tomo II - Pág. 213-214-215

lunes, 3 de junio de 2013

Las cosas de Dios

En Sueño Profético decían:

Las cosas de Dios
son caminar sin descanso.

En las cosas de Dios
nunca dirás: “ya he hecho bastante,
quiero un descanso”.

Las cosas de Dios
son madre con hijo amamantando,
que nunca te cansa
tener en tus brazos.

Las cosas de Dios,
siempre en tu interior,
te forman diálogo.

Las cosas de Dios,
el que no las siente,
no Le sirve a Dios
y hace sufrir
al que no le falta este sentir.

Dijo uno:

Con este sentir te cambias tú mismo de aquello que nadie pudo hacer que cambiaras.

Este Dios busca y se ofrece a todos los hombres en la Tierra. Pero, ¡qué pocos Lo quieren, con el ofrecer que Él les lleva!

Les lleva Vida sin muerte. Les lleva Fe y Confianza. Se ofrece en el Perdón, cuando el pecado no fue de seguir al que mandó, presentando sufrimientos para decir: “el Mando no es de Dios”.

Dios se ofrece a todos los hombres. Y de todos tiene a muy pocos para elegir. Tan pocos, que cuando elige, son pocos, poquísimos, los que acuden. Y algunos de los que acuden fueron con intención de desmentir.

Desperté, oí:

Si el hombre pensara por qué Dios elegía,
lloraba o se avergonzaba.

Elegía para cundir su Existencia con Cuerpo,
igual que el Cuerpo que el hombre Le vio en la Tierra.

Luego, ya, otros “elegir”, son distintos,
como Único Dios en Cielo y Tierra.

Para demostrar su Poder,
resucita y hace que ande el paralítico.

¡Esto sí es elegir!

Pero para que Lo quieran,
Dios, nunca verá el hombre,
que quiere el “querer” por fuerza.

“Querer”, de querer
que a Él Lo quieran.

Pocos son los Elegidos,
y menos los que a Él llegan diciendo:

“Señor, soy tuyo,
mándame lo que Tú quieras.
Que por mucho que me pase,
lo vivo con tu Presencia”.

Si el hombre pensara así
y el “demostrar” lo viviera,
cuántos dirían: “Yo he visto a Dios”,
aunque en distinta manera”.

El hombre duda de Dios
y no sabe que Dios quisiera
que se extrañaran de aquél
que Elegido no fuera.


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Libro 20 - La Palabra del Creador - Tomo II - Pág. 112-113-114

domingo, 2 de junio de 2013

Esclavo de la Tierra

En Sueño Profético decían:

Tiene tanto poder la Tierra en el hombre, que lo hace esclavo de ella, y lucha y vive amargado para dejarle todo a la Tierra.

La Tierra engaña al hombre, porque el hombre, de Dios se aleja. Se aleja porque prefiere, antes que el Cielo, la Tierra.

Dijo uno:

A mí me enseñó a conocer la Tierra un campesino mayor que cerca de mi casa vivía. No me veía pasar, que no me diera el saludo sin la Tierra nombrar:

“Que la Tierra a ti te sirva como le sirve a los pájaros. Que se aprovechan de ella y luego el vuelo levantan, y el Cielo es su preferencia. Saben que lo de la Tierra, ya de la Tierra no pasa, y el Cielo manda en la Tierra”.

Desperté, oí:

Te hace esta Enseñanza que pienses
que te alejes de la Tierra.

Y que pongas la mirada
donde el pájaro, contento,
acerca el pico y las alas.

La Tierra es despreciada
por el que ama a Dios,
aunque Dios es Dueño de ella.

Coge la Tierra,
pero que ella haga tu mando,
no que a ti te mande la Tierra.

Ésta nunca te dirá
que la Gloria es la primera.

Siempre te pondrá delante
algo que te haga perderla.


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Libro 19 - Dios Manda en Su Gloria Que Enseñen - Tomo III - Pág. 205-206

sábado, 1 de junio de 2013

Si valoraran lo que tienen, no deseaban lo que no tienen

En Sueño Profético decían:

Si valoraran lo que tienen, no deseaban lo que no tienen.

Si no sabes valorar, puede que otro se lleve lo que tú tenías ya.

Es más fácil perder lo que Dios manda, que acercarte a lo que manda.

Puede haber camino lejos para llegar al Lugar, y tú querer acercarte y no poderte acercar. Pero el que tiene el Lugar cerca y no sabe valorar, puede sentir la tristeza de que Dios le mande que se aparte del Lugar, sin entender ni comprender lo que Aquí llega.

Dios premia, permite y juzga. Premia donde te presentas, permite al que mal te trata, y juzga cuando al espíritu, esa vida se le acaba. Que a veces hace justicia con cuerpo, y ésta sirve de Enseñanza.

Desperté, oí:

Demuestra que valora, el que busca,
encuentra y a su manera adora.

Demuestra que valora, el que está inquieto
cuando unas horas no oye
lo que Dios dice en la Gloria.

El hombre no valora lo de Dios,
por ser Dios.

Por ser Dios del Amor y del Perdón.

¡Qué Palabras dichas en Gloria
para que medite el hombre!

“Si valoraran lo que tienen,
no deseaban lo que no tienen”.

Con esta meditación,
cambias y haces que cambien.


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Libro 18 - Dios No Quiere, Permite - Tomo III - Pág. 44-45-46