domingo, 3 de febrero de 2013

El carril que va a la Gloria

En Sueño Profético vi mucha gente; se iban aquéllos, y más acudían.

Dijo uno:

Éstos son los que aún viven en la Tierra. Éstos y todos los que viven en la Tierra son poquísimos comparados con los que viven sin materia. Ahí van pasando una vida trabajosa, esperando luego ésta, que unos ya la practican, aunque aún tengan materia. 

Todo el que sabe de esta Vida, de esa que vive se aleja, pero contento y con Paz, porque todo su vivir es puerta que está esperando: uno abre y otro cierra.

¡Qué absurdo sería pensar que la puerta fuera un final: sólo cerrar o sólo abrir!

Pues hazte tú mismo un pensar, y piensa que el vivir ahí es puerta que un poco tiempo está cerrada, que por fuerza hay que abrir, que el abrir es tu materia, y el espíritu salir.

Con este pensar hay mil cosas que se pueden comparar y a ti te pueden servir.

Dijo otro:

Hay personas con tanto pensar, de pensar de Aquí del Cielo, que de todo lo que a ellos les pasa, la importancia desconocen. Esto es vivir, vivir a sabiendas de que Aquí vienes. Es que pensándolo bien, debes vivir ahí como el que va caminando por un estrecho carril, que sabe que hay que pasarlo, pero llegando al final, la Gloria te está esperando. Ahora vuelve sin volver, pero sí vuelve pensando: ¿qué trabajo es el carril, si Dios te está esperando?

Desperté, oí:

Todo el afán de la Gloria es, 
que aquel que salió, entre.

¡Qué cierto que Aquí se cuentan 
a millares más que ahí!

A millares, 
por una cifra decir.

Son incontables los vivos 
que vivos viven Aquí.

Y por muchos que Dios traiga, 
porque quisieron venir, 
más caben en esta Gloria.

¡Es sencillo el seguir 
el carril que va a la Gloria!

Cuando pienses: 
“hoy aquí; 
mañana tal vez ya vaya 
por el final del carril”.


***

Libro 11 - Te Habla El Profeta - Tomo II - Pag. capitulo 2

2 comentarios:

  1. De nosotros depende distraernos con el pecado que nos sale al encuentro, o desecharlo con la mirada puesta en el final del carril.

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  2. Ya nos lo advirtió el Señor, velad pues no sabéis ni el día ni la hora
    Nos lo advierte una y otra vez como Buen Padre que es

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