miércoles, 26 de diciembre de 2012

Alegría espiritual


En Sueño Profético hablaban de la alegría espiritual, del contento del espíritu.

Dijo Teresa de Ávila:

La alegría del espíritu tiene tal fuerza, que anula las penas que la vida material te presenta, mayoría de veces para que te retires de Dios. 

No hay quien sienta el Amor de Dios, y lo viva con pena. No hay quien diga veo a Dios, con gesto de pena. 

Yo siempre estaba contenta, 
y contento yo iba dando. 
Era un contento de Amor, 
que aunque me vieran llorando, 
no era llanto sin Amor. 

Yo creo que nunca lloré 
sin sentir a Dios a mi lado. 
Yo creo que si sufrí, 
fue un sufrir de tal grado, 
que no puedo describir. 

Aunque parezca sencillo, 
es difícil el decir, 
que queriendo a Dios tanto, 
puedas aguantar oír: 
Teresa no será Santa. 
Teresa quiere decir, 
que Dios la lleva a la Gloria, 
y con sus gestos de orgullo, 
Dios tenga Misericordia. 

Antes de yo contestar, 
a Dios sentía a mi lado, 
y ya eran mis palabras, de fuerza, 
de sentencias de este Dios 
que el hombre tiene olvidado. 

Cada uno que me oía, 
que sin oír me había juzgado, 
comprendía mi lenguaje: 
unas veces, con Palabras 
que mi Dios en mí decía; 
y otras, que yo las buscaba 
para poder contestar 
a tantos dichos que oía.

Desperté, oí:

Lo que sí siempre me vieron, 
fue alegría con contento.

Alegría de sentir
a este Dios en los momentos.

Alegría, que si lloras,
no puedes decir que es pena,
porque el llanto te lo manda 
el sentir de este contento.

La pena que no está Dios,
es sufrir con desconsuelo,
pero yo iba llorando,
sintiendo a Dios por dentro.

¡Ay alegría de Dios,
que la va juzgando el hombre,
haciendo ofensa a Dios!

¡Ay alegría de Gloria,
que va despreciando el hombre
siempre escribiendo en la Historia!

Siempre escribiendo en la Historia
esta risa y este llanto,
y este contento de Gloria.

Si el hombre llorara un día,
sentiría risa de Gloria.

TERESA DE ÁVILA


***

Libro 12 - Dios Comunica y Da Nombres - Tomo II - Pag. 137-138-139

1 comentario:

  1. Siendo el espíritu lo más íntimo y cercano que tenemos,es nuestro gran desconocido.Aún no sabemos lo que el contacto con Dios nos puede hacer sentir.

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