viernes, 30 de noviembre de 2012

Repasa ahí en la Tierra, el mal o el bien que tú hagas

En Sueño Profético decían:

El Mensaje que Dios dicta con espíritus de su Gloria, éste Mensaje te habla de lo que tú nunca piensas, éste Mensaje te dice que la muerte fijo llega, que tú no sabrás el momento que Aquí empieza la Vida.

Dios siempre está mandando sus Palabras para el que las quiera, para que sepan que ahí es donde la vida empieza, para que sepan que Aquí acaban los bríos que ahí maneja, para que piense sin prisas que tiene que entregar cuentas, para que vea los casos donde la muerte se encuentra.

Voy  a enumerar algunos para que sirvan de muestra:

Hoy se ha presentado la muerte
en uno de más de 80;
en otro, 56;
y en otro, no llega a 30.

Pero ha llegado a sitios
donde la edad no la cuentan,
porque no tienen ni un mes,
y de aquí hasta los 6
también la muerte les llega.
Y de los 6 a los 20,
¡cuántos esa vida dejan?

Por eso ya, a los 13,
deben de ir preparando
para que caigan en la cuenta
que la muerte se presenta
aquel día que no esperas.

El hombre habla de muerte
siempre con ira y con pena,
pero no piensa y te dice:
Todos tenemos que hacer
aquí una vida buena,
porque la muerte Dios manda,
un día aunque tú no quieras.

Hay muertes que Dios permite
porque tú fuiste por ella.
Éstas debes de evitar,
ya que Dios no mandó cuenta.

Este Dictado te dice
que repases ahí en la Tierra,
el mal o el bien que tú hagas,
“pa” cuando llegue la muerte,
no vea ira en tu cara.

Desperté, oí:

La muerte nadie la quiere,
ni la debe de querer.

Pero cuando Dios la manda:
¡Bendito sea su Poder!

Si ya cuando traes el hijo,
sabes que tuyo no es.

Que es del que manda al Sol
a que alumbre a todo ser.

La muerte la piensa el hombre
como enfermo que estuviera,
con pena, con mal humor,
y al médico va y se entrega.

Esto no es pensar la muerte,
esto es no querer a Dios.

Amando a Dios, piensas muerte,
viviendo sólo “pa” Dios.

Porque la vida se acaba,
antes que caliente el Sol.

No busques nunca la muerte,
porque tu vida es de Dios.


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Libro 1 - Meditaciones y Palabras Directas con El Padre Eterno - Tomo I

jueves, 29 de noviembre de 2012

Dios todo lo que hace está bien hecho

En Sueño Profético decían:

Dudar de lo que Dios hace y pedirle cuentas es una de las muchas formas que hay de ofender a Dios.

A Dios no le puedes decir: “Señor, yo Te amo”; y en otras palabras: “Señor, ¿por qué has hecho o haces esto?”.

Estas dos palabras sobran cuando amas. Y cuando no amas, sobra una, y es ésta: “Te amo”.

Dios todo lo que hace está bien hecho; todo lo que hace, no todo lo que permite. Hacer es elegir. Y permitir es que no acepte el hombre.

Dios no retira nada que sea hecho por Él. Dios permite y perdona. En lo que permite, el hombre nombra mucho a Dios, y en lo que perdona, también. En lo que permite, el hombre dice: “Dios me manda tal o cual castigo”. Esto no es castigo, esto es comportamiento de no cristiano, que te ha hecho el hombre. El hombre, todo el mal que sufre es por culpa del hombre. El hombre no es culpable en lo de soltar la materia, pero hay veces que el mismo hombre la enferma, la enferma y ensucia el espíritu con el pecado.

Desperté, oí:

La carne que enferma sin pecado
es dolor de Misterios Dolorosos.

Dolor que Dios te conforta
cuando tú eres inocente.

Dolor que a Dios llamas
y Él te responde.

Cuando la carne enferma por los pecados
o tu espíritu está sin Dios,
tú no tienes el mal que tienes,
tú tienes un mal mayor.

Tú tienes un mal eterno,
tú tienes un mal mayor,
tú tienes un mal que sufre
aquel que sufre sin Dios.

Si tu carne va a enfermar,
pide que sea de Misterio,
para a este Dios igualar.

Igual, en ser inocente;
igual, en querer amar;
igual, en decir: ¡Dios mío!,
si Tu quieres, bien está.


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Libro 4 - Te habla el Profeta - Tomo I - Pag. 255-256-257

miércoles, 28 de noviembre de 2012

¿Cómo explicarías el sabor sin paladar?

En Sueño Profético decían:

¡Qué claridad te da
el que Aquí Dios lo trae!

¡Qué tranquilidad siente tu espíritu!

¡Cuántas dudas te quita!,
dudas que tú pusiste.

¡Cómo te enseña a amar!

¡Cuánto peso te quita!,
peso que tenías tú ya,
de algo que te pesaba,
que no te podías quitar.

El que Aquí Dios lo trae,
duda no puede dejar.

Dijo Agustín:

Nadie te puede explicar:
vivir sólo en espíritu
y volver al mismo cuerpo,
y poder comunicar a la carne,
que por muerta
cualquiera podría dar.
¡Pues otra vez da movimiento!

Esto, te pones a pensar,
y ves que mentir no cabe,
porque todo es realidad.
Si creemos en el cuerpo,
Dios lo puede separar,
como se lo separó
a tantos que hoy están
en esta Gloria conmigo
y me están oyendo hablar.

¡Cuánto se pierde el hombre
que no quiere oír hablar
a éste que Dios lo trae
y luego vuelve a llevar
para que no diga el hombre:
“esta carne muerta está”!

Por mucho que explique y cuente,
nunca llegará a explicar,
porque yo, cuando explicaba,
siempre me faltaba más.

Lo que ves, sí es más fácil
que lo puedas recordar,
con apuntes o ejemplos,
o palabras comparadas.
Pero decir lo que sientes,
esto no puedes jamás.

¿Cómo explicarías el tacto
o sabor sin paladar?
¿O describir esta Gloria,
que te olvidas de que está
tu cuerpo allí en espera,
si Dios te deja llegar,
y te manda de esta Gloria,
que tú no te irías jamás?

Desperté, oí:

Las reacciones que siente
un espíritu "arrobao",
no te las puede contar,
por mucho que haya "pensao"
para que tú las comprendas
y te des por "enterao".

Por muchas que te contara,
recibidas de esta Gloria,
piensa que el Poder de Dios
es Saber que no se agota.

El éxtasis y el arrobo,
es todo obra de Dios,
pero en el arrobo,
es más grande explicación.

No puede explicar el cuerpo
las reacciones que tiene
al resucitar la carne.

Esto es un cuerpo muerto,
muerto que no lo ve nadie.

AGUSTÍN DE MÓNICA


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Libro 5 - Dios Comunica y Da Nombres - Tomo I - Pag. 255-256-257

martes, 27 de noviembre de 2012

Dios no niega la Gloria a nadie

En Sueño Profético oía:

¿Quién seguirá mis Pasos y no verá que Soy el que mi Padre ha enviado para la Salvación del pecador y para el Premio del justo?

¿Quién verá cómo amo, y no querrá ser amado?

¿Quién oirá que me insulten y se quedará callado?


Dijo uno de sus Discípulos:

Estas Palabras fueron dichas en la Tierra por Dios del Cielo cuando vivió de Hombre, y hoy las repite su Espíritu en nosotros, que también somos espíritus.

Dios, un solo Espíritu y una sola Gloria. Dios, que espíritu que manda a la materia tiene el sitio en su Gloria, que salió de Gloria y vuelve a Gloria si quiere, que salió sin pecado y sin pecado entra, porque antes de entrar ya fue purificado. Por eso, Aquí, en la Gloria, te hablan pecadores que mucho pecaron, y Santos que vivieron para hacer a pecadores Santos; Santos que siempre adoraron a Dios, y pecadores que adoraron con su llanto.

Otro dijo:

Los que no entran en el Recinto de Dios, son los que a sabiendas desprecian la Gloria, los que creen que Aquí pueden seguir mandando con su pecado escondido.

Desperté, oí:

¡Qué tranquilidad da Dios,
que Gloria a nadie niega!

¡Cómo abre la Gloria
para el Santo y para el que peca!

Pero no confundirás
que entre el que no quiera.

Habrá quien le diga el hombre:
“Este hombre es un santo”.

Y él te oye a sabiendas,
sabiendo que está pecando.

Sabiendo que a Dios no quiere,
ni a su Gloria ni a sus Santos.

Ni le interesa que Dios
le mande para enseñarlo.

Esto es hipocresía,
hacer que te vean santo,
sin querer saber de Aquí,
y a tu forma ir hablando.

Con esta frase que copio,
ya se termina el Dictado:

¿Quién oirá que me insulten,
y se quedará callado?



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Libro 3 - La Palabra del Creador - Tomo I - Pag. 287-288

lunes, 26 de noviembre de 2012

Desafío a la Grandeza de Dios

En Sueño Profético hablaban de la Fuerza de Dios y la ignorancia del hombre.

Hay ignorancia por falta de amar.
Hay ignorancia amando.
Pero no querer oír sus Palabras diciendo,
es falta de Amor.

Aquí disculpa no tiene el hombre,
no queriendo oír su Voz
y nombrando día y noche
lo que a los Santos pasó.
Y está escrito por el hombre,
lo que en el Profeta habló,
y nadie se extraña de esto,
porque extrañarlo sería
no aceptar nada de Dios.

Todo lo que va de Aquí,
es todo obra de Dios,
que la obra algunas veces
es como el aire y el Sol:
el aire con grande fuerza,
y siendo más lento el Sol,
a veces el Sol te quita
lo que el aire no quitó.

Yo vi una vez
a dos hombres que discutían.
Uno decía,
que el aire podía más.

Pues hicieron una prueba
un día de vendaval.
Se pusieron con su capa
al aire a desafiar,
y con dos bandazos fuertes,
la capa echó a volar
y les rompió hasta los broches.
      
Pues quedó la apuesta en pie,
y esperando un día fuerte de sol,
en la mitad del verano,
se sentaron con su capa
a la orilla de un rastrojo.
Cada uno se miraba
sin poder más aguantar;
ellos suaves y lentos,
las capas no se podían quitar,
tuvieron que quitárselas otros
cuando vieron, al pasar,
que estaban ya medio muertos
y hasta las capas “mojás”.

Desperté, oí:

Todo era Poder de Dios,
Poder sin el hombre parar.

Todo era Poder de Dios,
Poder que al aire le da,
al Sol, al mar y a la noche,
porque el día ahí está.

Aquí se ve la ignorancia,
aunque éstos amaban ya.

Era hacer un desafío
con la Grandeza de Dios,
con el aire, con las capas
y con los rayos del Sol.

Esto sí era ignorancia,
porque aquí no hablaba Dios.

La fuerza que tiene el aire,
la misma la tiene el Sol,
depende lo que se ponga,
y harán su demostración.


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Libro 6 - Dios Manda en Su Gloria que Enseñen - Tomo I - Pag. 247-248-249

domingo, 25 de noviembre de 2012

Fuerza del espíritu y flaqueza de la carne

En Sueño Profético hablaban de la fuerza del espíritu y de la flaqueza de la carne. Decían:

La carne, por mucho que se conserve, busca apartarse a un rincón, cuando ya es carne inservible.

El espíritu nunca se cansa y nunca se pone viejo. El espíritu no tiene entierro, ni para él cuenta el tiempo. El espíritu que es de Dios, éste, con Dios vive, y nunca se pone enfermo ni vejez le llega.

Cuando la materia pide vida sedentaria, el espíritu está esperando con ansiedad que Dios le haga su Llamada, y ya el espíritu no se preocupa de la carne. Esto, por mucho cuido, llega. La carne que llega a la vejez y su espíritu no es para Dios, ya lo esperan los demonios de Luzbel, para que le hagan servicio en contra del Todo Poderoso.   

Esta es la Enseñanza de Dios: conocer el mal aunque vaya escondido en materia con aspecto de buena, y coger la Enseñanza del que Aquí la lleva. Estos temas nunca los quiso saber el hombre. El hombre, su preocupación es la vejez, porque no piensa en el funcionamiento de su existencia. Si hiciera este pensar: “Mi espíritu es joven porque es de Dios y le ha estado haciendo un servicio a mi materia para enseñar el Camino Eterno. Este Camino ya lo enseñé, y mi carne entierro. Como mi espíritu está joven, voy a hacer servicio en el Cielo”. Si esto pensara, vejez, dejaba ahí un buen recuerdo, pero tenía que pensar antes, de joven, en el Cielo.

Desperté, oí:

Es el espíritu el que deja
ese traje de la carne. 

Pues una vez que se mustia,
el espíritu quiere dejarle.

El hombre lucha y lucha,
con la atención a la carne.

Olvidando que el servicio,
a espíritu no vale.

El hombre toma la vida
aprisa y sin pensarla.
Debería ya saber
que viene, cuando ya nace,
con el día de la Llamada.

No ensucies nunca tu traje,
y cuando ya mustio caiga,
no importa que le den entierro,
si dejas viva Enseñanza.


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Libro 8 - Dios No Quiere, Permite - Tomo I - Pag. 125-126-127

sábado, 24 de noviembre de 2012

No digas "no tengo tiempo"

En Sueño Profético decían:

Dios elige y ya da un Premio a aquel que le hace un servicio al Elegido. Todos los que Dios eligió disfrutaron de la “Palabra de Dios Diciendo”. Dios coge el Lugar y el Lugar coge a otros, diciendo: “ve y di que en mí habla Dios para que su Palabra esté siempre resonando”. Ha habido Elegidos que Dios ha dicho en ellos nombres del que tiene que ayudar a la divulgación, y de la actuación que tiene que tener este mandato por el Lugar que Dios se aposenta. Siendo esto ya un Mandato de Dios, no se puede creer que sea Dios el que habla, sin Obediencia al Mandato. Dios sabe cuando el hombre puede o cuando dice: “si yo pudiera”. El que dice “si yo pudiera”, ya sabe Dios que poco Lo ama. Cuando Dios coge un Lugar, ya le da poder a todo el que con este Lugar tenga contacto para poder, poder que Dios deja en Libertad.

En la Vida Pública de Dios Hombre ocurrían escenas de gran asombro.

Un día, ya que el Maestro era conocido por todos los sitios que caminaba –dado a su Poder en Hechos con prodigios, y perdonando al que antes Lo había insultado y luego quería ser perdonado–, llegó uno –que hacía tiempo le dijo Santiago: “anoche, cuando el Maestro nos estaba hablando para que nosotros aprendiéramos, me dijo que tú podrías unirte a nosotros para enseñar”, y éste contestó: “yo tengo mis trabajos con mis jornaleros, y tiempo no puedo perder”– y Le dijo:

   –Maestro, ya vengo para haceros servicio.

Fueron unos a contestarle y el Maestro los paró:

   –Dejad que salga la respuesta del que ha recibido la palabra. Si tú no hubieras tenido tiempo, Santiago no te dice nada. Llévate mi Perdón si es que lo quieres, y siempre recordarás: “No tengo tiempo de servir a Dios”.

Desperté, oí:

Él quiso servir a Dios cuando todos decían: “Tú eres el Salvador de los Hombres”.

Y Dios quería que Lo sirviera, para que dijera: “yo soy amigo de Dios”.

Dios quería darle su Amistad a cambio de un servicio miserable.

Si alguien te llama y te dice: “¿Quieres hacer servicio a Dios?”, no digas “no tengo tiempo”, porque Dios lo sabe todo.


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Libro 10 - Hechos de Jesús Perdidos, Hoy Dictados en Gloria - Tomo I - Pag. 190-191-192

viernes, 23 de noviembre de 2012

El mejor regalo


+ información

Nunca ha habido un Elegido con tan abundantes Comunicaciones

En Sueño Profético decían:

Numera las veces que has visto a Dios Padre.

Escrito está: “El que Me ve a Mí, ve a mi Padre”.

Este Inmenso Dios es sólo Uno, Tres Imágenes y una sola Voluntad. Ninguno es materia, es Espíritu. Al coger la Materia, tú Lo ves según la representación que te va a hacer.

Desperté, oí:

Este espíritu es arrobado sin descanso.

Que miren bibliotecas místicas, y no verán ningún Elegido por Dios que tenga una parte de tus abundantes Comunicaciones.


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Libro 7 - Investigaciones a La Verdad - Tomo I - Pag. 241

jueves, 22 de noviembre de 2012

Instrumentos de Dios

En Sueño Profético hablaban de los Instrumentos de Dios, de los que Dios manda con su Enseñanza, de los que siempre utilizan estas palabras: “Me ha dicho Dios que diga”. “Me dice Dios que no calle”.

Decían:

Estas personas son entregadas al Servicio del Mando de Dios, y reciben los insultos por Amor a Dios. Si no fueran Instrumentos, vivían la ley del hombre y se valoraban sus actuaciones. Estos Instrumentos son puro Servicio de Dios. Estos Instrumentos, sirve su Perdón para el que pecó y ya se quita de hacer el pecado. Éste, aunque fue un gran pecador, dándo la Palabra el Instrumento, honra a Dios.

Dijo uno:

El Instrumento no puede hacer uso del Perdón de Dios para el que esté en contra del Mensaje, para el que insulte, para el que persiga. Éste queda aislado con desprecio, pero sin ira, sin recuerdo que volver haga al Instrumento. Este Instrumento queda sin recuerdo que pudiera hacerle pensar en su Juicio Final por una palabra sin compasión a los que despreciaron lo que Dios les mandó.

Desperté, oí:

Poco hace falta pensar
para comprender
lo que hoy dictan en Gloria.

Sigue la misma Enseñanza,
sin haber tenido reforma:

El abrazo al pecador
que pecados hizo antes.

Pero el que le veía el Dios
y de Él quiso apartarse,
Él no tenía compasión.

Ya, siempre, decía:
“Mi Padre lo juzgará,
aunque Yo soy mi Padre”.

“Yo voy buscando al pecador,
y recibo los insultos
para el que quiera salvarse”.

“El que sabe que soy Dios
y Me ofende,
ya contestará mi Padre”.

“Yo soy ahora Dios Hijo,
para que hable mi Padre”.


Trata al Instrumento siempre
como si no fuera nadie,
que lo bueno o lo malo
se lo mandan que lo hable.

Si tu espíritu es de Dios,
adoras todas las frases.

Porque lo malo eres tú,
que no estás para adorarle.


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Libro 9 - Dios Habla al No Quiero del Hombre - Tomo I - Pag. 39-40-41

miércoles, 21 de noviembre de 2012

Son pocos los que esto lean y se llenen de contento

En Sueño Profético decían:

Son pocos los que conocen la alegría producida por el Espíritu; son pocos los que sienten las palpitaciones de Dios; son pocos los que llaman a Dios para amar y no ofenderlo. Hay quien de palabras Lo alaba, y de pensamiento está ofendiéndolo.

Son pocos los que son amigos por fuera
y amigos siguen por dentro.

Son pocos los ofendidos,
y luego los ves contentos,
que esta alegría es
de lo que llevas por dentro.

Son pocos los que se alegran
en medio del sufrimiento;
son pocos, por no creer
que ahí es pasar ese tiempo.

Que el sufrimiento debía
dejarse para lo Eterno.

Son pocos los que esto lean
y se llenen de contento.

La alegría es pura Gloria,
cuando en el gran sufrimiento
nadie puede darte apoyo
si no te lo da este Reino.

Son pocos, porque el Amor,
el hombre en vez de cundirlo,
entierro siempre le dio.

¡Qué lastima que tan pocos
sientan el Amor de Dios!

Dijo uno:

Es lástima para el hombre
y sufrimiento “pa” Dios.

Desperté, oí:

Sí, es sufrimiento “pa” Dios
que el hombre no sea bueno.

Sí, es sufrimiento “pa” Dios
tener que tener Infierno.

Dios quiere que tú Lo quieras
por tu sufrir y tu contento.

Que tu sufrir, cuando quieras
a todo lo de este Cielo,
Dios te cambia en alegría
lo que te vea sufrimiento.

El sufrir es lo que dura
y lo que no tiene remedio.

¿Tú has visto a alguien con Dios,
que diga: yo estoy sufriendo?

Son pocos los que hay ahí,
que vivan sufrir y contento.

Son pocos, y no por Dios,
porque Dios es Padre Bueno,
y el que le pida Perdón,
Perdón le manda del Cielo

¡Qué lástima que sean pocos
los que crean en su Reino!


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Libro 2 - Meditaciones y Palabras Directas Con El Padre Eterno - Tomo II - Pag. 120-121-122

martes, 20 de noviembre de 2012

El Profeta nunca hará de falso profeta

En Sueño Profético decían:

Los Discípulos, por donde iban, conocían a los que eran cristianos. Había sitios que no los trataban mal, pero sus espíritus no estaban con los Discípulos, y al no estar con los Discípulos, no estaban con Dios. Había sitios que los seguían, agregándose a ellos, y todos actuaban a la misma Voz. El Rebaño es llevado por un mismo Pastor.

Despierta, oí:

El que quiere ser de este Rebaño, busca a este Pastor.

El cordero se conoce del lobo, aunque éste le quite la piel al cordero.

Hay muchos lobos con piel de cordero, pero no verás un cordero con piel de lobo.

El Profeta nunca hará de falso profeta.

Y sí el falso, de Profeta.

El que quiere imitar al Profeta, pronto ves no es Profeta.


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Libro 4 - Te Habla El Profeta - Tomo I - Pag. 67-68

lunes, 19 de noviembre de 2012

Los dos mesones

En Sueño Profético decían:

Hay quien quiere pecar y luego que le digan que no ha pecado. Hay más de éstos que estos otros: “yo no hago eso, porque ofendo a Dios”; “yo no peco, sabiendo que peco”. El que así viva, vive con Dios.

Dijo Agustín:

El que peca más de una vez, es amigo del pecado. El pecado no vive donde no se practica.

Yo tuve amistad, y esta amistad, la misma con dos dueños de mesones. Pues siendo los mismos artículos y sirviendo las mismas comidas, en un mesón siempre acudía gente que vivía buena vida; allí se juntaban familias que iban recomendadas por sus padres y abuelos, encontrándose como en su propia casa; allí no se veía el pecado; allí no había vivienda para este personaje. Ya he contado el vivir del mesón que ellos mismos entraban clasificados.

También voy a hablar del mesón que era conocido para juntar los pecados: allí ya se conocían, y entraban preguntando por la moza que vivía con agrado sus pecados, los hombres que se jugaban el ganado, cuando ya se habían jugado la hacienda. El dinero allí corría como liebre en sementera; de allí salían los hombres con la ira del pecado, pero sus cuerpos sin fuerzas.

Siendo los mismos mesones y los mismos poyos de piedra, en unos veías a la gente comiendo, y con risa contenta sacaban de sus bolsillos tan cabales sus monedas.

Desperté, oí:

Aquí no se practicaba el pecado,
primero en la mesonera.

Era una mujer cabal;
el marido esto era:
¡pasad, esta casa es de familia,
pero familias completas!

¡El que ame a Dios de veras,
mejor le sirvo la mesa!

¡“Pa” los chiquillos ya tengo
su comidilla adecuada!

¡A los mayores les sirvo con esmero,
por la edad ser respetada!

Este mesón tendrá nombre
de gente buena y honrada.

Mi padre me lo dejó,
y escritas están sus palabras.

En un trozo de ladrillo,
con claras letras rayadas,
se leía esta inscripción:

Que este mesón lo respeten.
Para saber el que ama,
el que venga sin pecado,
puede decir: “es mi casa”.

AGUSTÍN DE MÓNICA


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Libro 5 - Dios Comunica y Da Nombres - Tomo I - Pag. 46-47-48

domingo, 18 de noviembre de 2012

Dios se presenta al que ama, aunque lejos esté viviendo

En Sueño Profético decían:

El Amor hace preguntas. Yo vi más de dos veces hacer preguntas al Maestro.

Dijo otro:

Y también preguntaba el que no amaba.

El Maestro dabas sus Palabras al que lo amaba. Al que no lo amaba, le hablaba diciéndole: “Soy Dios”, para que se supiera quien era el que no lo amaba.

Estando un día a la orilla de un río, recibiendo la Palabra del Maestro, había unos pescando, y uno de ellos se vino hacia nosotros y le preguntó al Maestro:

   –No sé por qué, creo que uno de vosotros es el Maestro. No os conozco de vista, sólo de hablar y de pensamiento, pero como vivimos lejos de esto que está ocurriendo, a Dios Padre le he pedido que yo conozca al Maestro, y creo que me lo ha concedido, por lo que me noto dentro. Ya, casi yo diría que Tú eres el Maestro.

   –Sin Palabras ya te he dicho que yo soy el Rey del Cielo. A mi Padre le has pedido y Yo te estoy respondiendo.

Dejó la caña de pesca y puso rodilla en suelo.

   –Levántate, porque adoras a mi Padre y te está viendo. Todo lo que a Él le pidas, si es de Gloria y de su Cielo, ya te tiene a su derecha, que esto es Vivir su Reino.

Desperté, oí:

Aquí Dios le dio sus Palabras,
porque ya eran de su Reino.

Porque querían conocer
al que llamaban Maestro.

Por el Amor que tenía,
y por el vivir tan lejos,
vivía siempre pensando:
¿Cuándo yo veré al Maestro?

Dios cogió aquel camino,
y sin ninguno saberlo.

Dios sabía que él diría:
¡¿A que Tú eres el Maestro?!

El mismo Amor del Padre
acompaña al Maestro,
porque era el Mismo Dios,
andando en Tierra o Cielo.

Aquí da Dios sus Palabras,
y la caña tira al suelo.

Se quedó con sus Palabras,
y ya pudo conocerlo.

Y ya habla del Maestro,
de conocerlo de vista,
de hablar y de pensamiento.

Dios se presenta al que ama,
aunque lejos esté viviendo.


***

Libro 3 - La Palabra del Creador - Tomo I - Pag. 202-203

sábado, 17 de noviembre de 2012

Fuerzas de Dios

En Sueño Profético decían:

Dios da fuerzas según tu carga y tu peso. Voy a contar mi historia:

Cuando te sientes con Dios,
el plomo tú lo levantas
como la espiga de trigo
que levanta el segador.

Yo, en mi vida con materia,
desde que tuve razón,
me seguían los sufrimientos
sin que los buscara yo.

No conocía a mi madre,
porque chica estaba yo
cuando la pisó una yegua
y pocos días duró.

Había dos mayores que yo,
y mi padre era bueno,
pero al ver como quedó,
sin pensar en lo que hacía,
otros terrenos cogió,
y nos criaron sus padres,
que éstos mis abuelos son.

Ellos ya eran mayores,
y los ingresos no daban
“pa” mantenernos a “tos”.

Guardaban unos terrenos,
donde el “ganao” iba a pastar.
Pues siempre mis abuelos
trabajaron con los dueños,
y les seguimos los nietos,
quitándole el sitio a ellos.

Así fui creciendo yo
hasta que me hice moza,
y ya, con los veintidós,
me casé y entré con carga
de abuelos, hermanos, marido y yo.

Como eran dos varones
y la hembra era yo,
¿cómo vivir con marido,
dejando solos a “tos”?

Sí, mis abuelos eran buenos,
pero lo que no tenían era edad ni ingresos.
Pues aquí en esta carga,
tan “pesá” y de sufrimientos,
Él me mandaba las fuerzas,
y yo no sentía el peso.

Al poco de estar casada,
mi marido enfermó,
y entonces le pedía fuerzas,
y más fuerzas me mandó.

Ya tenía yo dos hijos.
Y mi hermano mayor
me entregaba lo que ganaba,
y lo administraba yo.

Él hacía de mujer,
y yo, a veces, de varón,
pero vivíamos felices
con estas fuerzas de Dios.

Desperté, oí:

Dios no te deja sin fuerzas,
porque tú amas a Dios.

Dios no te deja sin fuerzas,
cuando se las pidas tú,
cuando le digas: “¡Dios mío!,
si el peso me quitas Tú,
no importa el sufrimiento,
porque esto no es sufrir”.

Yo le llamo sufrimiento
al que no tenga sufrir
en lo que el hombre le diera.

Pues para mí es sufrimiento,
no lo que hay en la Tierra.
Para mí es sufrimiento,
el que a este Dios no quiera.

Porque no te manda fuerzas,
fuerzas de Aquí de esta Gloria,
que Él le manda a “to” el que quiera.


***

Libro 6 - Dios Manda En Su Gloria Que Enseñen - Tomo I - Pag. 98-99-100

viernes, 16 de noviembre de 2012

Si eres Judas, no lo ocultes

En Sueño Profético hablaban del pecado. Decían:

El pecado siempre es pecado, pero hay quien peca porque otro le hace pecar; le hace pecar porque éste que le hizo pecar ya había pecado mucho porque nunca había amado. Pero hay el que dice que ama, y peca guardándose del que mucho ama. Se guarda de éste, porque él quiere ser conocido entre el hombre como un buen cristiano. Éste engaña y no ama; engaña al hombre y no ama a Dios. El que a Dios no ame y quiera ocultarlo, hace que más peque. Hay quien si supiera que a Dios no ama, no lo buscaría. Cuando supieron que Judas no quería al Maestro, fue cuando a él no lo querían; no quería a Judas el que al Maestro amaba.

Desperté, oí:

Si eres Judas, no lo ocultes, para que se vean los que quieren ser “Judas” y los que quieren ser “Pedros”.

Es peor decir que amas, sin amar, que callar porque no amas.
 
Si pones la valla ante el peligro, ponla bien visible y evitarás el accidente.

Si tú no amas, no lo calles, pero deja que otro ame, y sólo darás cuenta de tus pecados.


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Libro 8 - Dios No Quiere, Permite - Tomo I - Pag. 131-132

jueves, 15 de noviembre de 2012

Cabezas y sentidos perfectas

En Sueño Profético hablaban espíritus que vivieron con materia y que hoy están al servicio de Dios. Decían:

Aquí hay espíritus que llegan en el momento del Arrobo, y espíritus que llegaron los primeros, cuando Dios hizo el mundo. Pero el espíritu no tiene diferencia. Aquí, en la Gloria, no cuenta el tiempo; Aquí es siempre Dios, siempre Gloria, siempre Dios Eterno.

Dijo uno:

Mis abuelos conocieron el Nacimiento de Jesús, y con mis padres hablaban como de tiempo muy lejos. Ahora se habla Aquí como si fuera el momento. Mi madre me contaba del Maestro: 

Este hecho lo vi yo; 
éste, que me lo dijeron, 
y yo escuchaba con gozo, 
pero también lo veía lejos. 

Pues ahora, Aquí en la Gloria, 
ya no se habla de lejos. 

¡Si los 20 siglos son 
oscuridad anocheciendo, 
que cuando se esconde el Sol, 
las estrellas están luciendo! 

No se cuenta qué paso, 
todo lo que a Dios Le hicieron, 
se cuenta tan natural 
lo que hoy siguen haciendo. 

Y si se habla de ayer, 
no es para entenderse este Cielo, 
es para que el arrobado 
cuente, sirviendo de ejemplo. 

Aquí es vivir Vivir
sin darle cabida al tiempo, 
ni nombrarse la salud, 
ni decir palabra “muerto”, 
ni tirar del bienestar 
y dejar a otro sufriendo. 

Ésta es la Gloria con Paz, 
porque no se pisa suelo.

Desperté, oí:

¿Cómo se atreve a decir 
el que no ama, al que ama, 
que mal tiene la cabeza?

¿Cómo se atreve, decimos, 
cuando de la Gloria cuentan?

¡Si al contar un Arrobo, 
trabaja la inteligencia, 
como si en ese momento 
hicieras una carrera!

Los sentidos que Dios coge, 
tienen que estar siempre alerta.

Tienen que sentir y ver 
lo que no ve 
ni siente otra materia.

Tienen bien que conocer 
los espíritus que vengan.

Los que de Dios se retiran 
y dicen que a Dios reverencian.

Los que ofrecen el brillo 
y mate tienen la vuelta.

Estas cabezas y sentidos 
tienen que ser bien perfectas.

Tan perfectas, que es Dios Vivo 
el mismo que las maneja.


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Libro 10 - Hechos de Jesús Perdidos, Hoy Dictados en Gloria - Tomo I - Pag. 220-221-222

miércoles, 14 de noviembre de 2012

Este hormiguero humano vive con temor a Dios, pero sin Amor a Dios

En Sueño Profético yo decía:

¡Cuando voy cobrando mi peseta, veo a la gente que vive tan distinta a como yo vivo...! Señor, ¿cómo vivir sin preocuparse unos de otros?

Dijeron:

Este hormiguero humano vive con temor a Dios, pero sin Amor a Dios. Él se hizo Materia para enseñarnos cómo le gusta al Padre que nos comportemos. En el tiempo que vivió entre nosotros, había más riquezas que hoy, y existían las mismas comodidades que hoy, aunque no estaban mecanizadas. Había familias dueñas de un condado, y para ellos sólo había una tribu.

Desperté, oí:

Nada de esto le interesó. Amaneció en la humildad. Quiso vivir con el hambriento y el desnudo. Su ejemplo y sufrimiento, redimió.

El tiempo que pierden en desmentir, deberían emplearlo en investigar tu pensamiento y en tus obras. En el resumen verían la Verdad.


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Libro 7 - Investigaciones a La Verdad - Tomo I - Pag. 129

martes, 13 de noviembre de 2012

Yo vi a Dios allí, en el Prójimo


En Sueño Profético decían:

Nunca preguntes si a Dios aman; es normal que contesten que sí; el sí lo dan de palabras, pero en sus hechos dicen que no. Los hechos del que a Dios no ama, pronto los ve el que ama. El que ama nota intranquilidad de espíritu cuando está con el que no ama.

Dijo uno:

Paz sin Amor no puede ser, ni Amor sin Paz, ni ir al Prójimo sin pensar ver a Él.

Un día, labrando yo la tierra, oí un lamento bastante retirado, y como la faena que yo tenía, llegando a la noche, me faltaría día, no quería perder momento de dejar el arado. Viendo que el lamento no se iba de mis oídos, paré la faena, y queriendo y no queriendo buscar de dónde salía el eco que a mí venía, oí más fuerte, pero con súplica:

“Aquí tienes la ocasión, si quieres servir a Dios. Lee todos mis escritos, que escritos los dejé yo. Todo el que acuda al Prójimo, acude porque allí está Dios”.

No tuve ya más remedio que ir, pero fue por Dios. Cuando llegué a aquel sitio que el lamento me llevó, diré lo que me encontré: había un hombre ya mayor, que iba por los cortijos pidiendo lo que sobró. Se había caído este hombre, y no sé cómo cayó, pero tenía su cuerpo enterrado de piedras que se desprendieron a su paso.

Desperté, oí:

Cuando vi aquel cuerpo sangrando 
y con ganas aún de vivir, 
me agaché quitando piedras, 
pero él temía morir.

Me dijo con grande Amor: 
“Yo sabía que alguien vendría, 
porque yo llamaba a Dios”.

Y Dios mandaría al Prójimo,
Para qué vieran a Dios.

Yo vi a Dios allí, en el Prójimo, 
pero Lo vi de verdad: 
las piedras que allí quitaron, 
yo no podía quitar.

No podía quitar las piedras, 
ni parar su gran sangrar.

¡Qué cosa entró por mi cuerpo, 
cuando lo vi caminar 
sin sangre y el saco a cuestas, 
que él había llenado ya!

A Dios Le dije llorando: 
“Nunca pasará esto más, 
pues si oigo algún lamento, 
corro sin mirar “pa'trás”.


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Libro 9 - Dios Habla al No Quiero del Hombre - Tomo I - Pag. 206-207-208

lunes, 12 de noviembre de 2012

No hay quien quiera ser perdonado y Dios no Lo perdone

En Sueño Profético hablaban del Perdón. Decían:

No hay quien quiera ser perdonado y Dios no Lo perdone. Dios lo que sí sabe es cuando tú dices: “Yo quiero ser perdonado”, pero continúas pecando. Esto no es pedir perdón ni querer que Dios te perdone, esto es querer engañar a Dios.

Dijo Domingo a Agustín:

Tú, Agustín, puedes saber del Perdón cuando con ansias lo pide el pecador, por las reacciones que notas al oír la Voz del Perdón.

Yo confesé mis pecados,
y en cada pecado pedía perdón,
y mi sangre aceleraba
el latir del corazón,
y me mordía mis labios
y volvía a pedir perdón,
y mil veces me preguntaba:
¿Cómo Te he ofendido yo?

Desperté, oí:

Cuando sentí el ansia de amar a Dios
fue cuando ya no podía pecar.

Entonces me ofrecí a Dios,
pero ofrecimiento de verdad,
ofrecimiento que aparta
todo lo que Aquí no está.

Y este Dios me dio la Gloria,
extrañando a los demás.

Si para alcanzar el Perdón
tuviera que haber publicado
hecho por hecho, en renglón,
todo el mal que cometí
y todo en contra de Dios.

¡Qué cambio más miserable
a cambio de su Perdón!

AGUSTÍN DE MÓNICA


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Libro 1 - Meditaciones y Palabras Directas con El Padre Eterno - Tomo I - Pag. 178-179

domingo, 11 de noviembre de 2012

Supieron más de Aquí los humildes

En Sueño Profético decían:

La vanidad del hombre le impide que a Dios oiga.

Dios se manifiesta de una forma tan sencilla, que todos pueden hablar de Aquí de su Gloria, todos los que oigan al que Dios Aquí trae.

Siempre que Dios se comunicó al hombre, supieron más de Aquí los humildes, los sencillos, los que sabían que no sabían nada, los que adoraban la Sabiduría no del hombre, los que creían firmemente que Dios Vivía, los que querían su contacto, los que no podían despreciar la Palabra de “Dios Diciendo”, los que pedían Luz y Dios Luz les daba, los limpios de corazón y los que querían ser perdonados pidiendo el Perdón al oír al Comunicante.

El hombre que ama a Dios, por culto que sea, sabe que él no sabe lo que el Comunicante puede enseñarle, y ya ve que habla Dios.

Si el intelectual se olvidara de sus títulos, sería de gran provecho cuando oyera al que Dios habla en él. Un sí suyo sería como miles de síes de humildes que sí dijeran.

La lucha del hombre es saber más que el que más supo, romper lo que dejó hecho otro y, en muchos casos, decir: “Esto lo he hecho yo”; demoler con ansiedad lo que otro hizo con gran afán.

Si el hombre estuviera cierto de que tiene que venir Aquí, y de que a Dios vería Cara a cara, ahí su Palabra escucharía, sin poderla desmentir.

Desperté, oí:

El hombre desmiente con valentía al que repite lo que Dios en él habla.

Si el que desmiente estudiara la reacción de este oyente, vería que la respuesta era dicha ya con fuerza.

Con fuerza y seguridad,
de aquel que cuando lo dice
es porque se lo han dicho ya,
y se lo ha dicho este Dios,
que jamás puede engañar.

Cuando la Voz de este Dios
la oigas ahí resonar,
olvida que eres culto,
porque Aquí, en la Eternidad,
no te sirve la cultura
si ahí no Lo amaste ya.

Si Lo amaste, comunicas
cultura espiritual,
cuando sueltes la materia
y en la Gloria entres ya.


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Libro 4 - Te Habla El Profeta - Tomo I - Pag. 190-191-192

sábado, 10 de noviembre de 2012

El que oye al Profeta, Me oye a Mí

En Sueño Profético hablaba Teresa de Ávila y Juan de la Cruz. Decían:

Al que Dios se comunica es al que tienes que preguntarle y hacer su estudio, para que después de que este Elegido deje la materia no haya fallos al hablar de él.

Si el hombre no quiere oír al que Dios se comunica, ¿cómo va a decir verdades de éste? Ya, todo lo que sepa, es por un segundo, y éste ¿cómo va a repetir lo del Portavoz, si el Portavoz es Dios hablando? El Portavoz, si no lo escribe, no puede contarlo con exactitud. Por eso Dios manda que lo haga al Dictado, y este Dictado es el que sirve para la publicación y para el archivo de éste, no místico, no contemplativo, no santo, y sí Profeta. Este Profeta es el que tiene que hablarle al hombre, para que el hombre conozca la Gloria de Dios desde ahí. De esta Gloria no puede hablar nadie con exactitud, como no sea un espíritu que viva esta intimidad con Dios.

Desperté, oí:

Si tú ahí puedes saber de Aquí, te es más fácil el venir Aquí.

Dios se comunica para hablarte de su Gloria y para enseñarte a que ames.

Pues si tú dices que Lo amas, no ofendas al que por él habla.

Esto es dicho por Dios:

“Donde hay un pobre, allí estoy Yo”.
 
“El que Me oye a Mí, oye a mi Padre”.

“Y el que oye al Profeta, Me oye a Mí”.


Si crees en Dios, acepta su Comunicación.


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Libro 5 - Dios Comunica y Da Nombres - Tomo I - Pag. 169-170

viernes, 9 de noviembre de 2012

Amor sin medida

En Sueño Profético hablaban los Discípulos de Dios Hijo. 

Decía Matías: 

El Amor es lo más grande. El Amor no puedes explicarlo ni enseñar a que digan: así se ama. El Amor, tú lo escondes; el Amor tú lo publicas; el Amor quieres no sentirlo, y el Amor se encarga de que tú lo sientas.

Dijo Juan:

Un día íbamos con el Maestro y hablaban unas cuantas aldeanas, con la voz un poco subida, del Amor a Dios Padre. Pues a Dios Hijo no lo conocían, y aunque habían oído hablar del Mesías, no quitaban las alabanzas y súplicas al Padre, a quien conocían como Único Dios.

Decía una:

   –Yo quisiera saber qué medida es la máxima para amar a Dios.

Quedando el Maestro un poco detenido y mirando al grupo a la vez, dijo, señalando a un peso que allí había:

   –¿Cómo pesarías en ese peso el amor a tu hijo?

Y cogiendo un celemín, dijo:

   –Ni el peso puede pesar el Amor, ni este celemín medirlo. Tú ama sin medida y sin peso, pero sigue adorando a mi Padre y oyendo al Hijo.

Quedaron estas mujeres sin movimiento y con aire de reverencia, pronunciaron:

   –¿Tú eres el Mesías, de quien tanto han hablado?

   –Yo soy Dios Hijo, por mi Padre aquí mandado.

Desperté, oí:

No te extrañe que si amas,
ames y quieras amar más.

Pues si amas sin medida,
agradas a este Dios más.

Y todo el Amor que tú tengas,
Él Aquí lo medirá.

Lo medirá con medida,
que nadie puede medir,
y lo pesará en el peso
que adoramos todos Aquí.

Este peso, esta medida
y este no poder medir,
son los que mantienen esta Gloria,
que viven Aquí, no ahí.


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Libro 3 - La Palabra del Creador - Tomo I - Pag. capitulo 3

jueves, 8 de noviembre de 2012

Tienes que amar antes de ayudar


En Sueño Profético vi a un hombre que llevaba a cuestas una carga de leña y su cuerpo se cimbreaba por el peso; se paraba y se recostaba en unos peñascales, queriendo descansar para seguir caminando. Pasaban grupos de haber terminado la faena, y miraban con mirada indiferente. Cuando ya habían andado unos metros, dijo uno:

   –No me paré ahí atrás, por temor a ser censurado por vosotros, pero no puedo andar del peso que llevo en mis espaldas.

Le contestó uno:

   –¿Quieres que desbaratemos lo que hemos andado y vayamos en su busca?

   –¡Sí!, quiero.

Y cogimos el camino hasta encontrarlo. Ya venía sin tambaleo y a buen paso caminando.

Dijo el que sentía el peso:

   –Vengo a ayudarte a tu carga.

   –Pues mira, ya me está pesando, y cuando pasabais todos, el peso no me pesaba, y he andado este terreno sin darme cuenta de nada. Le pedí a Dios las fuerzas antes de que la cortara. Todavía queda terreno para llegar a mi casa.

Hicieron los tres, montones, y los tres ya caminaban.

Desperté, oí:

¡Qué bonito es ofrecerte
cuando tu ayuda la das 
a éste, a éste que a Dios
había llamado ya!

Él Lo llamó porque amaba,
y el que Lo amaba Lo oyó
porque Dios se lo mandaba.

Dios no lo dejaba solo,
que llevara aquella carga,
Dios lo puso a descansar
hasta que aquéllos pasaran.

No quiso darle su ayuda
porque no lo censuraran.

Pero sintió el Amor
de este Dios que le avisaba:
“En el Prójimo estoy Yo”.

Para ofrecerte al Prójimo,
tienes primero que amar,
y ya ves a Dios en la leña,
y la carga besarás.

Si tu ayuda necesitan,
da tu ayuda sin pensar
que el hombre te la censure,
porque ya, al censurar,
no ama ni nuca amó
a este Dios Grande en Amor.

Aún más Grande en el Perdón,
y Grandioso en Libertad.

Dios quiere que des ayuda,
aunque Él dé Libertad.


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Libro 6 - Dios Manda en Su Gloria Que Enseñen - Tomo I - Pag. 148-149-150

miércoles, 7 de noviembre de 2012

La Sabiduría de Dios es infinita

En sueño Profético decían:

La sabiduría del hombre se convierte en necedades. Aquí ya se ve que no sabe nada. 

La vida de materia –carne–, tiene como máximo 90 años. Pero estos 90 años no está en actividad. Puede decirse que el saber que creen que tienen, es utilizado unos 40 años.

Despierta, oí:

¿Qué son 40 años comparados con la eternidad?

Ya, con no aceptar que Dios habla, se ve lo poco que saben.

La medicina es la carrera que menos puede afirmar en un diagnóstico.

El médico estudia la materia como un pedazo de carne.

Va la comparación:

La carne es el traje del espíritu. Si el espíritu no quiere, no se pone el traje, y el médico no sabe nada. Esto es casi un saber infantil.

El ingeniero que con sus grandes matemáticas hace el puente, éste certifica con valentía que jamás se derrumba.

Esto se puede hacer en todas las carreras.

La medicina es atmósfera: unas veces llueve y otras escampa, sin poder evitar estos fracasos que con frecuencia dan en el diagnóstico.

El médico, para hacer la curación, tiene que contar con el espíritu. Aquí no cabe sabiduría, y siempre da el diagnóstico a ciegas.

Y por mucho que se esfuerce, tiene que dejar la carne, y él mismo certifica su fracaso material, para el fin de su sabiduría.

Éstos, que oigan y aprendan, y podrán comparar lo que es el espíritu y la materia.

Estas conferencias, si no fueran de Aquí, no habría dinero para pagar ahí.

La Sabiduría de Dios es infinita.

Ya, esta Sabiduría, a corta edad, puso silencio en el Templo.


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Libro 8 - Dios No Quiere, Permite - Tomo I - Pag. 219-220

martes, 6 de noviembre de 2012

Dios te permite ahí, te aparta ahí, pero te juzga Aquí

En Sueño Profético decían:

Si hicieran un esquema y se publicara con el sufrimiento del Profeta, el que no cree en Dios, creería menos; y el que cree, no deseaba que Dios lo escogiera de Portavoz.

Dios Hijo, Hombre y Profeta, daba más duda de que no era el Hijo de Dios, por no poder Él mismo quitarse sus sufrimientos. Tuvo que huir de Egipto; asustaban al que cobijo Le daba; en su Predicación Lo perseguían; tuvo la humillación de que Lo llevaran ante Pilatos, acatando Pilatos el deseo del pueblo.

Despierta, oí:

Si tienes olfato, tú hueles el perfume. Si Pilatos hubiera amado a Dios, habría sabido si era Dios.

Dios no quiere las injurias ni las injusticias.

Dios te permite ahí, te aparta ahí, pero te juzga Aquí.

Al que Dios le habla para divulgar su Gloria, éste no puede hacer nada en contra de Dios, porque Gloria es Dios, y Dios es Gloria.


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Libro 10 - Hechos de Jesús Perdidos, Hoy Dictados en Gloria - Tomo I - Pag. 179-180

lunes, 5 de noviembre de 2012

Espíritu virgen

En Sueño Profético decían:

Cuando Dios elige de Portavoz, este espíritu ha estado virgen a la enseñanza del hombre; este espíritu no puede ser Elegido después de que haya sido sometido a los fallos del hombre, porque esto traería confusión al gran Poder de Dios.

Dios actúa en un espíritu que al lanzar Él su Palabra, ven no es ni palabra ni acción del hombre. Aquí queda descubierto que es Dios en el hombre. Cuando Dios habló a Moisés, el que conocía a Moisés y el que no lo conocía, veía que ni Palabra ni Dictado eran suyos, eran Mandatos de Fuerza y de Salvación.

Desperté, oí:

Un Profeta puede meter con su Enseñanza a miles de centenares en la Gloria.

Del Profeta pueden todos coger esta Enseñanza, pues éste no puede tener secreto, entendido queda que es en la Enseñanza.

Dios, al hablar, es para cundir y publicar.

En este cundir y publicar, se santifican para venir Aquí y para enseñar ahí.

Oye a “Dios Diciendo”, y haz que otros oigan.


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Libro 9 - Dios Habla al No Quiero del Hombre - Tomo I - Pag. 82-83

domingo, 4 de noviembre de 2012

TEMPLO DE LA PALABRA DE MI PADRE

En Sueño Profético vi un sitio como una nave bastante grande. Allí se reunía gente para oír al Maestro, y otras veces se reunían para hablar del Maestro. Este sitio se llamaba Casa de Dios, lugar donde Dios iba para hablarle al hombre. Allí acudían también los que a Dios no amaban, porque era sitio de hacerse conocer, para aquel que sólo le interesaba el mundo material: la venta, la compra, el manejar dinero y el reunir muchos esclavos. Sabiendo ya el Maestro lo que allí hacían, dijo a uno de sus Discípulos:

   –Ve y comunica que ese sitio es Templo de la Palabra de mi Padre. Si quisiera alguno arremeterse contigo, di que esa es mi Palabra, que te mando Yo. Que allí recibo cuando os hablo lo que mi Padre Me comunica. 

Yendo éste con el Mensaje que Dios le dio, corrió no buena suerte e intentaron golpearlo e insultaron al Maestro. Antes de que llegara la noticia al Maestro, ya sufría los golpes que al Discípulo le habían dado, puesto que a quien golpeaban era a Dios. Dejó pasar unos días y se hizo presente con su Carne y el Espíritu de Dios Padre, y ya tuvo que tratarlos como espíritus rebeldes a la Palabra del Padre, y retirarlos a sitio sin Dios.

Desperté, oí:

Dios no aparta al que no cree en Él. Dios aparta al que no Lo obedece. El que no cree en Dios, él sólo se aparta. El que no Lo obedece, es Dios el que lo aparta.

El que Dios elige, su obediencia supera a todos los dones que tenga.

Dios, a esta Grande Obediencia encomienda su Mensaje, para que el que Lo oiga, obedezca.

Dios, siendo Dios, guardó obediencia cuando vivió de Hombre a todo cuánto el Padre Le decía.

María guardó obediencia en aceptar todo cuanto le comunicó Dios. José obedece y reverencia.

Todos los que Dios eligió, tuvieron obediencia y reverenciaron. Y estos Elegidos donde llevaban la Palabra de Dios, el que Lo amaba, recibía con obediencia el Mensaje.

Ten obediencia a la Palabra de Dios, para que Dios no vaya como en el Templo.


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Libro 1 - Meditaciones y Palabras Directas con El Padre Eterno - Tomo I - Pag. 94-95

sábado, 3 de noviembre de 2012

El relámpago y la nube nunca le temen al trueno

En Sueño Profético decían:

A la Llamada de Dios no hay resistencia que no acuda a su Llamada.

Cuando Dios se pone enfrente de la más alta montaña, ya obedece a su Mando. Pues si tiene este Poder, ¿cómo al que le dice ve, puede sujetar este “ve”?

Yo creo que pocos quieren saber lo que dice Dios. Yo creo que tienen miedo y desmienten sin razón.

Otro dijo:

¿Cuándo se verá normal que uno ame y Dios pague este amar?

No hay uno en la Historia, que Aquí Dios trajera, y el hombre lo respetara, si no por Amor a Dios, por respeto o por miedo a Dios. Nada de esto cumple el hombre, con lo justo que sería que aquí justicia diera el hombre.

Con la justicia tan limpia
y verdad tan transparente,
a todos les dan condena.

A todos los que Aquí vienen,
intenta el hombre asustarlos,
y el que Dios trae se queda
como la nube y el relámpago,
que el trueno cuando ya truena,
estaba el rayo bajando.

No puede asustar el trueno
ni a la nube ni al relámpago,
porque el relámpago es
el que lleva grande Mando.

Desperté, oí:

Si quieres saber verdad,
si Dios manda al Instrumento,
sigue sus pasos y verás
un camino verdadero.

Un camino que no cambia,
por ser Dios su mismo Cetro.

Un camino con barrancos,
y de pinchos lleno el suelo.

Que a veces estos barrancos,
obedecen a este Cetro.

Y ves florecer las rosas
en las espinas pinchosas.

Y ves barranco cubierto,
al Mando del mismo Cetro.

Todo es Poder y Mando,
que no le guarda silencio
al hombre, tan poco mando.

El relámpago y la nube
nunca le temen al trueno.

El trueno es la obediencia
de un relámpago primero.

No puede el trueno callar,
porque así Dios lo ha dispuesto.


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Libro 4 - Te Habla El Profeta - Tomo I - Pag. 244-245-246

viernes, 2 de noviembre de 2012

Si crees en Dios, acepta su Comunicación

En Sueño Profético hablaba Teresa de Ávila y Juan de la Cruz. Decían:

Al que Dios se comunica es a quien tienes que preguntarle y hacer su estudio, para que después de que este Elegido deje la materia no haya fallos al hablar de él.

Si el hombre no quiere oír al que Dios se comunica, ¿cómo va a decir verdades de éste? Ya, todo lo que sepa, es por un segundo, y éste ¿cómo va a repetir lo del Portavoz, si el Portavoz es Dios hablando? El Portavoz, si no lo escribe, no puede contarlo con exactitud. Por eso Dios manda que lo haga al Dictado, y este Dictado es el que sirve para la publicación y para el archivo de éste, no místico, no contemplativo, no santo, y sí Profeta. Este Profeta es el que tiene que hablarle al hombre, para que el hombre conozca la Gloria de Dios desde ahí. De esta Gloria no puede hablar nadie con exactitud, como no sea un espíritu que viva esta intimidad con Dios.

Desperté, oí:

Si tú ahí puedes saber de Aquí, te es más fácil el venir Aquí.

Dios se comunica para hablarte de su Gloria y para enseñarte a que ames.

Pues si tú dices que Lo amas, no ofendas al que por Él habló.

Esto es dicho por Dios:

“Donde hay un pobre, allí estoy Yo”.
 
“El que Me oye a Mí, oye a mi Padre”.

“Y el que oye al Profeta, Me oye a Mí”.


Si crees en Dios, acepta su Comunicación.


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Libro 5 - Dios Comunica y Da Nombres - Tomo I - Pag. 169-170

jueves, 1 de noviembre de 2012

El ciego veía que era Dios

En Sueño Profético hablaban del Amor a Dios.

Dijo uno de sus Discípulos:

Un día, cuando íbamos con el Maestro, había tres mujeres muy afanadas hablando del Maestro, y las tres discutían por querer amarlo más con su forma de quererlo. La que más subía la voz, decía:

   –Yo lo quiero y lo amo sin conocerlo, tan sólo porque me hablan de todo lo que está haciendo, de la Paz que va llevando a sitios, que antes de conocerlo, no se comportaban bien, y si tenían sufrimiento, hoy, ya, al conocerlo, el sufrimiento es contento.

Esto, se lo decía a las otras –que bien dicho las dejó calladas–. Éstas sí lo conocían, pero no acudían a oír sus Palabras, ni tenían deseos de seguirlo.

Unos metros antes de llegar a ellas, se acercó un ciego y le dijo:

   –Maestro, por fin voy a tocar tus telas. No te he ido a buscar, por no tener quien me lleve a la montaña. Pues sé, que al oírte mis oídos, mis ojos te verían, porque sé que eres Dios Hijo y que te manda Dios Padre.

Estas Palabras oyó el ciego:

   –Mañana vendrás a la montaña a oír mis Palabras. Irá Santiago a tu casa a por ti, pero no porque tú lo necesites. Santiago irá a dar testimonio del prodigio, ya que tu espíritu está al mando de mis Palabras.

Llegaron a las mujeres, y otra vez habló el Maestro:

   –De tres, una ama a mi Padre, y dos no quieren oír mis Palabras. Aquí ama una sola. Aquí no hace falta ver, aquí sobra la vista y falta Amor. Yo allí di vista, y aquí no puedo dar Amor.

Desperté, oí:

Dios dio lo chico y no pudo dar lo grande; dio vista temporal y no pudo dar Amor Eterno.

El ciego veía que era Dios, y el que veía, no veía a Dios.

El ciego quería ver para seguirlo.

Hacía más falta, que el que veía, pidiera la Vista a Dios.

El que no veía, iría sin tropezar, derecho, a la Gloria. El que veía, encontraría muchos obstáculos, tantos, que se daría por ciego.

Si no ves lo que estás viendo, pídele a Dios que te dé Vista.

Y Dios ya verá que quieres seguirlo hasta la montaña. Si no te manda a Santiago, te mandará su Palabra.


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Libro 3 - La Palabra del Creador - Tomo I - Pag. 108-109-110