lunes, 5 de diciembre de 2011

¿Qué costaría este Escrito si se vendiera a su precio? - Libro 9 - Dios Habla al No Quiero del Hombre - Tomo I - Pag. 69-70


En Sueño Profético hablaban del que enseña sin él haber aprendido, y del que oye sin comprender y luego cuenta lo que él ha comprendido; del que no cumple con Dios y se las da de cumplido. Hablaban de tantos temas, y ponían aclaraciones tan claras, que veías la Grandeza de Dios. Hablaban de hombres grandes que el hombre tiene en la Historia. Luego hablaban del hombre desconocido, que su grande saber le había servido siempre para desbaratar el mal, que sus inventos habían sido pedir a Dios por la Paz del hombre, pedir a Dios por el Perdón, pedir a Dios por el que vive sin llamarlo; también hablaban de Santos, de espíritu puros, de espíritus creados sólo para Vivir en la Gloria.

Decían:

Estos espíritus puros son Sustancia Divina de la primera Creación de Dios. Dios Padre crea su Mundo de espíritus puros, su Mundo de adoración a su Existencia.

Repetían:

Estas Enseñanzas no pueden quedar ocultas. Estos Escritos los leerán más los lejos que los cerca. Los lejos, con la ansiedad de oír la Voz del Cielo, leerán estas Palabras sirviéndoles de consuelo.

Desperté, oí:

¿Qué costaría este Escrito
si se vendiera a su precio?

Cada Palabra te dice
lo que dice Dios en el Cielo.

Cada Palabra que lees,
ya se descubre un misterio.

Si oyes la entonación,
es la Gloria con su eco.

No hay quien escriba palabras
dándote tanto respeto.

Que es respeto con Amor
de un Dios Vivo que te está viendo.

Que está viendo la injusticia,
por vivir en Tierra y Cielo.

Que el Vivir está en su Gloria,
y de allí sale la Vida:
Palabra Misericordia.

Si tuvieran que cobrar
el valor de estas Palabras,
se quedaban sin vender,
por no haber para pagarlas.


***

2 comentarios:

  1. No hay dinero que pueda pagar la Enseñanza Divina.El dinero es materia perecedera; la Enseñanza Divina nos da Vida Eterna.

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  2. Dos realidades opuestas: Una, la Verdad inmutable y Eterna, que es Dios; y otra, la realidad, perecedera, que el mismo hombre se crea y se cree, es una ceguera permitida por Dios y querida por el hombre, todo por no Amar a Dios.

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