viernes, 2 de diciembre de 2011

Este sitio lo pisó, y él me sacó a mí - Libro 5 - Dios Comunica y Da Nombres - Tomo I - Pag. 56-57-58


En Sueño Profético decían:

El que mucho haya pecado y ya no peque, éste busca donde haya pecadores. Es que te sientes un bienestar de ver que no pecas ya, que quieres que nadie peque.

Yo iba siempre en la busca del que estaba haciendo vida que a Dios no agrada, porque el grande pecador empieza primero por enfadar a Dios, haciendo lo que Dios no manda, y ya se va retirando de Dios, cogiendo fuerza el pecado y siendo más pecador.

Voy a contar lo que un día delante de mí pasó. Esto no fue coincidencia, esto lo busqué yo:

Uno que me conocía me dijo: “Tú, Agustín, ¿quieres venir conmigo a un sitio que yo frecuento y que se reúnen hombres y mujeres grandes pecadores? Yo soy igual que ellos, pero te oigo a ti hablar y me entra un remordimiento que yo no puedo explicar, que voy donde los pecados manan, y allí no me hallo ya”.

Contestó contento Agustín: “¿Que tú crees que si voy, puede que a ellos les pase como a ti? Pues vas a ver allí milagros”.

Partió Agustín al sitio que el pecador le indicó, y esta fue su entrada:

No creáis que yo vengo equivocado,
yo vengo a hablaros de mí,
de mis pecados,
de lo mucho que pequé
antes de amar como amo.

Y fue tiempo que perdí,
tiempo que jamás ya hallo.

Por eso, al enterarme
que aquí hacían pecados,
ya no podía vivir,
hasta venir a buscaros.

Decidme si en esta vida
estáis asegurados,
para no pasar a la otra
y os juzguen los pecados.

Se acercaron a mí,
y todos parados quedaron.

Desperté, oí:

¡Qué tiene este hombre hablando,
hablándonos del pecado!
Pues yo aquí ya no vuelvo,
"pa" cuando sea juzgado
vean mi arrepentimiento
cuando del Cielo me hablaron.

Y yo también me retiro,
con tanto como pequé,
y ya será mi descanso
pidiendo perdón a Él.

Pidiendo perdón y dando
gracias al que vino aquí,
que este sitio lo pisó,
y él me sacó a mí.

Me sacó de hacerle daño
al Dios que sufre por mí,
por mí y por el que peca
y no pueda Aquí venir.

Agustín mucho pecó,
y remedió su pecar,
viviendo sólo “pa” Dios.


***

2 comentarios:

  1. No hay mejor penitencia que salvar a otros del pecado.

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  2. El que se arrepienta del mal que haya hecho, por Dios, no puede vivir tranquilo si no va a quitar de que otros sigan pecando, no por los que pecan sino por Dios.

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