miércoles, 27 de julio de 2011

No se merece la Tierra, que Tú vengas entre el hombre - Libro 3 - La Palabra del Creador - Tomo I - Pag. 63-64


En Sueño Profético hablaban y comparaban los matices que tiene el que ama, y con el poco trabajo que matiza:

Un día íbamos con el Maestro, y a la trepada de un cerro había un pastor que guardaba el ganado. Con él, otro pastor venía a juntarse. Dijo el que venía:

–¿Aquí viene el de Nazaret?

Uno de nosotros contestó:

–Sí.

Fue oír el “sí”, y sus rodillas doblar la hierba. El otro que sentado estaba, de pie se pone, pero con fuerza.

–Ya llegó lo que queríamos, conocer a Dios de cerca. Para nosotros es Dios, aunque ande por la Tierra.

Dijo el que venía mirándonos, y con vergüenza:

–Yo quería conocerlo, pero que Él aquí no viniera.

Más rápido contestó el otro:

–Los dos teníamos ya pensado ir en busca de Dios Hombre, aunque fuera con ganado. Ya teníamos la mentira, y estaba todo bien pensado.

Fue a contestar el otro, y el Maestro parado les hizo que pensaran, y que entonces comprendieran el por qué de Su llegada. Cuando ya quedó parado, les dio a ellos estas Palabras:

–No era este el camino que hoy iba mi Enseñanza, pero quería que conocierais mi Carne, porque mi Espíritu ya vivía con vosotros, una vez que me amabais.

Otra vez los dos –y ahora juntos– reverencian a este Único Hombre Dios, primero Dios. Los dos, con las manos en la cara y de rodillas, decían la misma oración:

No se merece la Tierra,
que Tú vengas entre el hombre.

No se merece la Tierra,
pero la culpa es del hombre.

Desperté, oí:

Los dos pastores amaban
y decían la oración.

La oración era compuesta
con la letra de los dos.

Antes que el día saliera,
ya estaban juntos los dos,
se ponían de rodillas
y decían la oración.

Miraban a los borregos,
y ya era hablar de Dios.

Si venía una tormenta
y el rayo veían caer,
se juntaban al ganado
y lo nombraban a Él,
y "el Dios mío no nos dejes",
repetían a una vez.

Se oían balar las corderas,
que también llamaban a Él.

Qué razón tenía el rezo
que los pastores hicieron.

No se merece la Tierra,
que Tú vengas entre el hombre.
No se merece la Tierra,
pero la culpa es del hombre.


***

2 comentarios:

  1. Basta querer amar para que Dios venga a nosotros.

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  2. "...No se merece la Tierra,
    que Tú vengas entre el hombre.
    No se merece la Tierra,
    pero la culpa es del hombre."

    Qué razón tiene este rezo, la culpa es del hombre porque la Tierra (con todo lo que la compone) sí obedece a su Dueño, es el hombre el que Lo desafía por la Libertad que Dios le deja.

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