jueves, 20 de enero de 2011

La enfermedad hace falta para el bueno y para el malo - Libro 6 - Dios Manda en Su Gloria que Enseñen - Tomo I - Pag. 164-165-166


En Sueño Profético vi a un hombre sentado en un sillón y embozado en una manta. A este mismo, me lo hicieron ver años anteriores, o sea, con estampa de mayor y enfermo, y con estampa de joven con dinero, sin años y rodeado de atenciones.

Dijo uno:

Este hombre, que para los 70 poco le falta, lleva 6 años sin fuerzas en sus piernas y brazos. Este hombre era poderoso en salud, en dinero y en cargo, pero tenía lo mejor: que era no tener años.

Dijo este mismo que explicaba y que dicta este Dictado: que a este hombre le temían otros que tenían cargos. Era un hombre sin amar a Dios; era un hombre que la mucha enfermedad le hacía falta para compensar el daño que le había hecho a otros pobres enfermos incurables. Estas palabras eran suyas:

Al joven y al sano
lo atiendo con gana,
pero al que tiene años
y sabes que no se sana,
hay que dejarlo morir
y entierro de buena gana.
¡Yo abro la suscripción
si el entierro es mañana!

Aquí ves que no es de Dios
el que al caído no levanta.
Él llegó a ser uno de éstos,
aunque el dinero no le faltara,
pero tenía que pagar
el alargarle un vaso de agua.
Después de pagarlo bien,
se lo hacían de mala gana.

Desperté, oí:

La enfermedad hace falta
para el bueno y para el malo.

La vejez le llega al hombre
para quitarle su mando.

Y el dinero hay quien lo tiene
para ser mortificado.

Ahora, estas tres razones
yo te las voy enumerando:

Para el bueno, la enfermedad,
es para a Dios adorarlo.

Y en esta adoración,
puede que vea milagro.

La vejez, para el que ama,
le llega sin darse cuenta,
porque ha pasado los años
con alegría y contento,
siempre de Dios enseñando
que Dios Allí nos espera.

El dinero, para el bueno,
es como lluvia al sembrado,
que no sólo beneficia
al que la siembra ha pagado.

Si el año es abundante,
tú sales beneficiado.

Y si viene enfermedad,
puede que vea milagro.

Todo esto es de Dios,
menos hombres que sean malos.

Porque luego no les sirve
dinero ni pocos años.


***

5 comentarios:

  1. No es tan importante qué nos ocurre en la vida,como la forma en que lo vivimos.La enfermedad, la vejez y el dinero pueden alejarnos o acercarnos a Dios.Depende de nosotros.

    ResponderEliminar
  2. Cuántas cuentas se piden a Dios cuando no se ama por la enfermedad que, irremediablemente, llega. Los que aman a Dios avergüenzan a los que no Lo quieren con su comportamiento, y ellos en vez de cambiar y pedir perdón a Dios, ofenden también diciendo que porqué tienen que sufrir si son buenos.

    ResponderEliminar
  3. El Mensaje te hace reflexionar que gracias a la vejez y a la enfermedad llamas a Dios, y Dios te puede perdonar.

    ResponderEliminar
  4. Leyendo el Mensaje me ha hecho recordar que he presenciado a muchas personas irse de este mundo y conocías el que era de Dios por la Paz que tenía.

    ResponderEliminar
  5. Necesitamos la enfermedad para bajarnos los humos de soberbia que tenemos los hombres, porque santos que alaben a Dios son muy pocos.

    ResponderEliminar