martes, 4 de mayo de 2010

Ya ves al Elegido como profesor de toda la universidad - Libro 77 - Dios No Quiere, Permite - Tomo IX - Pag. 51-52-53


En Sueño Profético decían:

Tan sólo al oír hablar al Elegido de un Mundo donde no existe materia, ya ves que es Sobrenatural lo que cuenta. ¿Quién puede explicar cómo vive el espíritu sin materia, cómo se ve si no hay nada y cómo siente esta Grandeza?

¿No ves ya cosa cierta, aunque te parezca rara y tú quieras darle reforma como si tú la mandaras?

Dijo uno:

Esto no es místico ni contemplativo al que, despierto o dormido, Dios premia y si quiere lo cuenta y si no lo oculta, y ya no ofenden oídos que oyen y lengua que no refiere. Esto es Enseñanza que Dios da a un espíritu para reformar al hombre, para que coja el camino que Él tiene mandado. A éste tenle Caridad, porque se enfrenta al pecado, y tiene que seguir porque lo que Dios le está hablando tienen los hombres que oírlo, y si Dios no lo dice ¿quién puede decir temas de tan gran altura y tan sencillos oídos?

Desperté, oí:

Todo el que oiga hablar al que Dios enseñe en el Cielo, sabe que es Verdad.

Porque nadie explicará, con esta seguridad, cómo viven en el Cielo.

Además, siempre queriendo lo mismo, salvar al hombre.

Y alegrándose que pregunten, quien pisó universidad, aunque esto poco sirve si lejos de Dios está.

Porque Dios deja a la cultura sin que a Él pueda llegar.

Y ya ves al Elegido como profesor de toda la universidad.

Al místico y al contemplativo el hombre lo busca más, porque no tiene la fuerza del Lugar que Dios elige para quitar de pecar.

Para quitar de pecar o para hacer que no lleguen donde Dios no puede estar.

Todo el que quiera ve claro el Lugar donde Dios habla para enseñar.

Porque no sabiendo nada, no hay otro que sepa más.


***

4 comentarios:

  1. Admiramos al místico y al contemplativo porque no comprometen. Sin embargo,el Elegido es exigente y nos deja al descubierto.

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  2. ¿quién puede decir temas de tan gran altura y tan sencillos oídos?
    Qué frase más maravillosa, los oídos sencillos son los que oyen al Profeta, sencillez de espíritu y también, la gran mayoría de las veces, sencillez en sus vidas, gente humilde.

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  3. El Profeta, no sabiendo nada, no hay quien sepa más. Es lógico, porque cuando el Profeta habla es Dios el que habla, y sea de lo que sea siempre será certeza su Palabra.

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  4. El hombre nunca querrá al Profeta porque tiene que oír lo que no debe hacer y quiere tener la justificación de decir que era ignorante.

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