jueves, 11 de febrero de 2010

Traficante del pecado - Libro 25 - Meditaciones y Palabras Directas Con El Padre Eterno - Tomo III - Pag. 40-41-42


En Sueño Profético enseñaban a conocer el pecado en el pecador que tenían por bueno, pero era traficante del pecado. Este no es conocido, como no estés enseñado por un Espíritu limpio, que siempre va buscando la huella de un Dios Divino, que ama, espera al hombre, o lo busca para entregarle el Perdón y borrarle su pasado.

Dijo uno:

Muchas veces han dicho en Gloria
y ahí escrito está al dictado,
que no hay pecado mayor,
que saber que habla Dios,
y tú desprecio estás dando.
Y Aquí no admite disculpa,
porque la verdad se ve
como lo negro y lo blanco:
como suelo que lo pisas,
y Cielo que queda alto;
como las manos y los pies,
que los pies ves por el suelo,
y las manos
no hace falta que preguntes
si son pies o si son manos.
Pues más claro ves Aquí,
que es Dios el que está hablando.

Si tú vas en contra de Esto, en acción o en palabras, tente tú mismo grande lástima. Porque Dios, antes que albergues pensamientos y de tu boca salgan palabras, ya sabe, que eres falso, hipócrita, fariseo y traficante de pecados.

Desperté, oí:

Si tú no comes,
teniendo comida,
enfadas a Dios.
Pero si tienes comida
y la niegas al hambriento,
es pecado, pero grave.

Llegar al recinto de Dios,
ver los Hechos y Palabras
y querer decir que no,
tente tú mismo gran lástima.

Porque todo lo que toques,
cuenta que se desbarata.

La vida del Elegido,
si no es verdad,
nadie puede imitarla.

Pues si ya te da este ejemplo,
respétale sus palabras.

Que bien claro puedes ver,
que ella es por Dios guiada.

Ahora piensa: ¿si no pecas
al no oír estas palabras?

Respeta y ponle Amor
a lo que del Cielo baja.

Porque no hay cosa más grande
que oír al que Dios le habla.


***

2 comentarios:

  1. Estas palabras sobrecogen : ¡ qué responsabilidad para los que estamos cerca de los Mensajes ! Con nuestro testimonio y nuestro ejemplo debemos continuar la tarea del Elegido.

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  2. Hola Ana, has sido la primera en leer los Mensajes.
    Estoy contigo, qué gran suerte hemos tenido por tener trato con el Profeta. Con qué facilidad te enseñaba a amar a Dios, y qué fácil hacía el ser bueno.

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